El 10 de febrero de 2002, en pleno carnaval de Mazatlán asesinaron a uno de los capos más buscados del país: Ramón Arellano Félix.

 Ese día era domingo y las calles del puerto sinaloense, en donde muchos años después atraparon a "El Chapo", estaban llenas. A bordo de un "vocho" blanco, tres personas circulaban en sentido contrario a la multitud, por lo que algunos agentes ministeriales los encararon, pero los uniformados fueron atacados a balas, aunque uno de ellos hirió a uno de sus agresores.

En la esquina de la calle Rodolfo T. Loaiza y Gaviotas, en la Zona Dorada de Mazatlán, quedaron los cuerpos de dos de esos hombres. Al principio, se dijo que uno de ellos era Jorge López Pérez, un agente de la PGR, pues el cuerpo fue encontrado con esa identificación.

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Después se supo que no era un agente, sino el líder del cártel de Tijuana, que siempre "se disfrazaba" de policía.

Aunque el cuerpo de uno de los líderes del cártel de Tijuana quedó en el asfalto, boca arriba, enfrente de la multitud, las autoridades no pudieron confirmarlo en su totalidad hasta un mes después.

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Los primeros indicios de la muerte de Ramón Arellano Félix vinieron de los medios locales. La presión de la prensa nacional hizo que poco a poco, la Procuraduría General de la República (PGR), a cargo de Rafael Macedo de la Concha, proporcionara información, de la que tampoco tenían certeza, pues ni siquiera tenían el cuerpo.

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La confimación de la muerte de Ramón vino hasta un mes después, cuando incluso ya habían sepultado un cuerpo que supuestamente era el del capo en Tijuana. Según las autoridades, la tardanza se debió a que uno de los hermanos presos, Francisco Rafael, se negó a dar una prueba de su sangre para que se realizarán las pruebas de ADN.

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Los primeros en saber que Ramón había muerto fueron sus enemigos, Ismael "El Mayo" Zambada y Joaquín "El Chapo" Guzmán, quienes lo guiaron a su terruño para poder cazarlo con el "pitazo" de que Zambada estaría en el carnaval de Mazatlán.

Luego de su fuga del penal de Puente Grande, Guzmán Loera y los líderes del cártel de Sinaloa se empeñaron en sacar a los Arellano Félix de la jugada, pues los de Tijuana quedaron como máximos líderes tras la muerte de Amado Carrillo, "El Señor de los Cielos".

Ramón fue el más sanguinario de los Arellano Félix, con quienes "El Chapo" se enfrascó en una guerra luego de que los del cártel de Tijuana casi lo matan en el Aeropuerto de Guadalajara, cuando desataron una balacera en la que falleció el cardenal Jesús Posadas Ocampo.

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Después del asesinato de Ramón, su hermano Benjamín fue detenido en Puebla, lo que prácticamente dejó fuera al cártel de Tijuana.

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Con el tiempo, la esquina en donde quedó el cuerpo de Ramón Arellano se convirtió en sitio de los narcotours, en donde "las pulmonías" llevan a los curiosos en tiempos de vacaciones y de carnaval.

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