San Juana fue una de las tres víctimas de feminicidio infantil registradas durante esta semana en el país. Ella vivía en los condominios de la colonia Los Gavilanes, perteneciente al municipio de Guadalupe en el estado de Zacatecas. Su madre la mandó a la tienda, eran las 15:00 horas del viernes 20 de julio cuando San Juana salió de su casa y ya no regresó.
Al pasar las horas, familiares y amigos publicaron en redes sociales que la niña había desaparecido. Hasta la medianoche del sábado 21 de julio la Fiscalía General del Estado de Zacatecas emitió la ficha de Alerta Amber. San Juana fue descrita de la siguiente manera: cabello color negro, largo a la cintura, 1.10 metros de altura, 22 kilos de peso. Ese día vestía pantalón de mezclilla azul, playera lila con estampado y zapatos color crema. Como seña particular tenía un lunar en la nariz.
Tres días después de que se reportara la desaparición de San Juana, su cuerpo fue encontrado a espaldas del Panteón La Purísima. Tras el hallazgo, durante una rueda de prensa, realizada el lunes 23 de julio la titular del Centro de Justicia para las Mujeres de Zacatecas, Fátima Encina Arroyo, junto al subprocurador de Investigaciones y Procesos Penales, Jesús Manuel Valerio Pérez, y el titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), Ismael Camberos Hernández, la fiscal especializada en Delitos contra las Mujeres por Razones de Género, condenaron el hecho y dieron detalles sobre el cadáver encontrado.
Las autoridades confirmaron que les habían avisado a los padres de San Juan, pedían mesura y no adelantar conclusiones, debido a se tenían que hacer pruebas de ADN para saber si se trataba de la menor raptada en la colonia Los Gavilanes. Durante la madruga del martes 24 de julio se corroboró la identidad de la niña encontrada sin vida, sí era San Juana, además las pruebas periciales señalaban que la causa de muerte fue asfixia por estrangulamiento.
El cuerpo de San Juana fue entregado a sus padres, Juan Romo y Olivia Navarro, ambos originarios del municipio de Villa de Ramos, perteneciente a San Luis Potosí. Ellos emprendieron un recorrido de más de 60 kilómetros para darle el último adiós a San Juana. La niña fue sepultada durante la tarde de ese mismo martes en un cementerio de la comunidad de El Barril.
200 personas acompañaron a los papás de San Juana, amigos, familiares, otros niños, despidieron a la niña, que se sumó a la lista de mujeres asesinadas en el país.