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Después de permanecer cerrados durante casi cuatro meses, los gimnasios, centros de entrenamiento y acondicionamiento físico de distintas disciplinas, lograron reabrir sus puertas en las primeras semanas de julio; la transición no ha sido sencilla, pues se han tenido que reinventar para que la Comisión Estatal de Prevención Contra Riesgos Sanitarios (COEPRIS) avale su apertura cumpliendo con todos los lineamientos de seguridad sanitaria.
A tres semanas de reabrir, la recuperación tanto económica en este tipo de actividades ha sido lenta, los usuarios aún tienen dudas, además de que están limitados a operar al 50 por ciento de su capacidad, y con el retorno al semáforo rojo en la entidad, se prevé que la situación para estos lugares empeore.
Alan Martínez, licenciado en Educación Física y especialista en entrenamiento deportivo en Fitnes Life relató a El Universal San Luis Potosí que sostener estos espacios ha sido todo un reto, ya que por casi cuatro meses no hubo ingresos y ahora que han abierto las percepciones tampoco han sido como antes por el control en el número de usuarios que asisten.
Foto: Cortesía
"Ha sido difícil porque no puede entrar la gente al cien por ciento, hay cupo limitado y eso interfiere en los ingresos y una recuperación más rápida".
Omar Garzón, fundador y entrenador de Iron Bull, escuela de boxeo en San Luis Potosí reveló que la reconversión de cada una de estas escuelas con los nuevos lineamientos ha costado cerca de 20 mil pesos destinados en colocación de acrílicos, compra de equipo protector, sanitizantes, dispensadores de gel, señalética de limitación de áreas, entre otros.
La nueva normalidad para quienes acuden a hacer ejercicio en estos lugares los obliga a acudir con el uso de cubrebocas, aplicar gel al ingreso y salida, uso obligatorio de 2 toallas (una para la limpieza y desinfección del aparato antes y después de usarlo y otra de uso personal), el lugar se sanitiza cada dos horas, así como al término del día y previo al abrir.
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La disminución en los ingresos ha provocado también ajustes en el número de personal, reduciendo al 50 por ciento de entrenadores y los que conservan su trabajo ahora tienen también un menor número de horas y el sueldo se redujo entre un 20 hasta casi 40 por ciento.
"Sí tuvimos que hacer modificaciones en cuanto al personal, hay entrenadores que están a la espera de que puedan ser contratados nuevamente, otros están contratados pero con menos horas de trabajo e incluso bajo el sueldo", comentó el entrenador de Fitnes Life.
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Ambos entrenadores coincidieron en que los lugares de entrenamiento revisados por la autoridad sanitaria son lugares seguros, donde incluso hay menor riesgo de contagios que en la calle, ya que, en éstos se sanitiza constantemente y se llama la atención a quienes por "descuido" omiten alguna norma.
"Aquí dentro jamás me he sentido expuesto, al contrario, es más seguro aquí porque no permitimos ninguna omisión de las medidas".
