“Desde que somos pequeñas nos enseñan que ser gordo es ser malo, se nos relega en el patio de juego y la comparación entre tus primas o amigas siempre está presente. Cuando creces te das cuenta de que era violencia la que se ejercía sobre tu cuerpo”, señaló una de las administradoras de la comunidad Gordxs con Alma.

El cumplir con los estándares de belleza es un reto que las mujeres han sufrido en cada época, desde el ser de clase alta al demostrarse tenían curvas por comer “bien” hasta la delgadez extrema, pero todo tiene que ver con el control de los cuerpos ajenos.

“Cada Año Nuevo nos comemos las uvas deseando ser delgadas, porque se nos ha prometido que al ser flaca todo lo maravilloso va a suceder, y pensamos 'cuando nos entre el pantalón encontraremos el amor, seremos respetadas, todo cambiará', pero no debería de ser así porque nos privamos de experimentar la vida mientras tenemos un cuerpo gordo”.

Para las activistas corporales de la comunidad en Facebook Gordxs con Alma es muy importante, primero, conocer qué es la gordofobia y, segundo, diferenciarla de la presión estética, “porque todas como mujeres, alguna vez, hemos sido juzgadas y criticadas por el cuerpo que encarnamos.”

“La gordofobia es una aversión al cuerpo gordo y se manifiesta de muchas maneras, las más común es la deshumanización de las personas gordas, al considerar que el cuerpo gordo automáticamente es un cuerpo enfermo”, menciona la actvista Ana Harff.

La gordofobia es una opresión estructural, porque la sociedad trabaja para los cuerpos delgados, “y eso lo vemos cada que tratamos de buscar ropa, entrar en el asiento del transporte público y también al no ser representadas como personas con derecho a la existencia en los medios de comunicación, siempre somos esa ‘horrorosa’ foto del antes en los anuncios de productos milagro para bajar de peso”.

Mientras que la presión estética, en palabras de Ana Harff, “es la que dicta las reglas para ser bellas, también establece un estándar de belleza tan poco realista e inalcanzable que sólo genera frustración y odio hacia nosotras. Por lo tanto, delgada o gorda, todas sufren de presión estética”.

“Hemos recibido mensajes de usuarias, mujeres en los 30 años, que son privadas de una alimentación consciente porque sus nutriólogos le dan una ingesta calórica que es para una adolescente, también otras que abandonan la actividad deportiva por las burlas en los gimnasios”.

Desde invitan a sacar de los propósitos de Año Nuevo a la gordofobia y presión estética. Si en cada una de las mujeres está el genuino deseo de mejorar hábitos, ojalá lo puedan hacer con un o una profesional de la salud, que no sólo se enfoque en la pérdida de peso porque “todos los cuerpos merecen ser tratados con dignidad”.

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