A pocos días del 12 de diciembre, la Calzada de Guadalupe vuelve a convertirse en un camino de fe donde decenas de potosinos recorren varios metros de rodillas para cumplir una manda a la Virgen.

Entre el aroma a flores, el murmullo de rezos y el ir y venir de familias completas, la escena se repite año con año como una de las tradiciones más arraigadas en la capital del estado.

Para muchos, el recorrido no solo es un acto de sacrificio, sino una manera de agradecer o pedir por algún milagro.

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Foto: Jazmín Ramírez García
Foto: Jazmín Ramírez García

Personas de todas las edades avanzan con paso lento, algunos cargando imágenes religiosas, otros acompañados por familiares que sostienen su mano o colocan cobijas en el suelo para aliviar el dolor.

María Fernanda Gómez, de 36 años,comentó que ella cada año va a agradecerle a la Virgencita porque su hijo salió bien de una cirugía complicada y prometió que si todo salía bien iba a asistir de rodillas, hasta su templo.

"Es difícil, sí, pero cuando uno tiene fe el dolor se aguanta”.

Felipe Martínez, de 62 años, compartió que el cada año va a pedir por su salud.

Aunque el paso de los años ha modificado parte de la celebración, la caminata de rodillas permanece como un símbolo que une devoción, tradición y esperanza.

Para los fieles potosinos, cada tramo recorrido frente a la imagen guadalupana representa una súplica, un agradecimiento o una forma de encontrar consuelo.

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