Han pasado 108 años desde la última vez que México redujo la jornada laboral y hoy, en pleno 2025, el debate vuelve a encenderse. Así lo denunció el Frente Nacional por las 40 Horas en San Luis Potosí, que anunció una jornada de movilización este 23 de noviembre, como parte de un esfuerzo nacional para presionar al Congreso y desbloquear una reforma que lleva dos años congelada.

Representantes del Frente llamaron a estudiantes, trabajadores, desempleados, activistas y a toda la ciudadanía a reunirse en la Plaza del Carmen a las 3 de la tarde.

El objetivo: exigir que legisladores federales, autoridades laborales y el Congreso de la Unión dejen de posponer una reforma que, aseguran, cambiaría la vida de millones de personas.

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“La iniciativa lleva dos años enterrada”

Los voceros del Frente recordaron que la propuesta para reducir la jornada laboral a 40 horas semanales fue impulsada por la entonces diputada Susana Prieto Terrazas en 2022, aprobada en la Cámara de Diputados en 2023 y posteriormente enviada al Senado.

Sin embargo, después de foros y parlamento abierto, el proceso legislativo se detuvo por completo.

“Las autoridades tenían la obligación de emitir conclusiones cinco días después de los foros, pero nunca lo hicieron. La iniciativa se empolvó, la guardaron y ahí sigue desde hace dos años”, señalaron.

Y añadieron un punto preocupante: si el Senado presenta una nueva iniciativa en diciembre como insinuaron recientemente autoridades federales el proceso se reiniciaría desde cero.

“Y así, con tanto retraso, nos quieren llevar hasta 2040 para alcanzar las 40 horas”, criticaron.

Promesas incumplidas y un reloj legislativo que sigue corriendo

Recordaron que la presidenta Claudia Sheinbaum, a través de la Secretaría del Trabajo, prometió presentar avances desde el 30 de junio. Ese compromiso no se cumplió. Tampoco se entregó la iniciativa al inicio del periodo legislativo en septiembre. Y aunque se habló de noviembre como mes clave, ayer se confirmó que, si acaso, se presentaría después del 15 de diciembre, ya con el periodo ordinario a punto de cerrar.

“Si se pasa al próximo año, la discusión quedará otra vez pospuesta. Y mientras tanto, millones seguimos trabajando jornadas extenuantes sin derecho a una vida fuera del empleo”, agregaron.

Además de exigir la reducción laboral, el Frente expuso testimonios recogidos durante visitas a camiones, paradas de la zona industrial y recorridos casa por casa.

Entre los relatos hay denuncias de:

  • Acoso y violencia sexual en centros laborales.
  • Jornadas de 12 a 16 horas, muchas sin pago de horas extra.
  • Renovación de contratos para evitar antigüedad, afectando aguinaldo, utilidades y vacaciones.
  • Propinas mal repartidas o retenidas.
  • Despidos disfrazados para no liquidar conforme a la ley.
  • Comidas en mal estado, entregadas como prestación.
  • Personas adultas mayores sometidas a maltrato laboral por miedo a perder el trabajo.
  • Tareas riesgosas no estipuladas en contratos, sin equipo adecuado.
  • Humillaciones, gritos, presiones psicológicas, intimidación y favoritismos.
  • Hojas en blanco para firmar renuncias o renunciar a horas extra.

“Estamos hartas, cansadas, asfixiadas de no tener vida fuera del trabajo. Somos hijas e hijos de trabajadores y también somos parte de la clase trabajadora. Y no vamos a quedarnos cruzados de brazos mientras otros deciden por nosotros desde cómodas oficinas”, dijeron.

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Aunque a nivel nacional el Frente impulsa marchas, en San Luis Potosí se optó por una concentración fija.

El motivo: la gente teme dar la cara. “Cuando convocamos marchas llegan 30 o 50 personas. Hay miedo, inseguridad, desconocimiento. Por eso optamos por una actividad político-cultural”, explicaron.

A pesar de ello, destacaron que siguen visitando colonias, fábricas y zonas industriales para sumar apoyo, y que las redes sociales han sido clave para difundir información.

El Frente señaló que han buscado acercamiento con sindicatos independientes y pusieron como ejemplo a los trabajadores de Goodyear, quienes lograron la jornada de 40 horas desde los años 70 tras una huelga prolongada.

“Necesitamos sindicatos que realmente quieran transformar la vida de sus trabajadores. Ellos tienen la fuerza para movilizar a miles. Sin organización colectiva, esta lucha va a tardar aún más”, subrayaron.

La jornada nacional del 23 de noviembre será, afirmaron, un recordatorio de que el país no puede seguir esperando otro siglo para reducir su jornada laboral.

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