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A través de bordados en punto de cruz, Romelia García resalta la importancia de la cultura Teenek de San Luis Potosí, en donde con colores característicos como el verde, naranja, rosa y rojo plasma la cosmogonía, mitología y enseñanza de las mujeres que por años se han dedicado a la realización de textiles indígenas.
Romelia es una mujer de 47 años, originaria de la comunidad Tampate del municipio de Aquismón, desde sus nueve años comenzó a observar a su abuela y a otras mujeres que se juntaban para realizar prendas que forman parte de su atuendo tradicional.
Para ella la forma en la que las mujeres de su comunidad creaban los trajes coloridos le llamó la atención y de forma empírica comenzó a practicar la puntada “punto de cruz” con materiales que iba encontrando o baratos debido a que su familia pasaba por un mal momento económico.
Foto: Xochiquetzal Rangel
“Yo empecé con un hilo con una falda negra, comencé a practicar el punto de cruz y ya después me puse a hacer el diseño más o menos”, poco a poco y por necesidad de emprender, debido a que a sus 11 años su papá murió, comenzó a realizar prendas más complicadas como el Quezquémetl o quexquémitl, prenda tradicional de la Huasteca Potosina.
A lo largo de 38 años, la señora Romelia ha ido perfeccionado su técnica y ahora de manera completamente artesanal realiza diseños como bolsas, zapatos, faldas, sombreros, blusas, vestidos, manteles de hasta tres metros, mochilas, cubrebocas, tortilleros, diademas y abanicos, con el fin de dar a conocer y disfrutar su trabajo.
“A mí me gusta mucho trabajar las artesanías, me gusta. Digamos que a veces no hay mucha venta, es poquito, pero a veces llega un cliente que llega de mayoreo y se puede vender más”, comentó.
No obstante, para ella no solo es importante el poder dar a conocer su trabajo a través de sus bordados hechos a mano, si no que la cultura Teenek y sobre todo el bordado tradicional de su comunidad no desaparezca; por lo que actualmente capacita a otras mujeres para que aprendan desde cero el poder realizar y portar con orgullo dichas prendas, sin necesidad de que haya bailables para poder lucirlas.
“Yo les enseñé a ellas porque ellas no sabían hacerlo. Yo les enseño a muchos a cortar la tela, bordar, trazar, para que continuemos haciéndolo”, agregó.
Foto: Xochiquetzal Rangel
El bordado Teenek representa la mitología de la cultura
Lo difícil de su trabajo, según dijo, no es bordar si no tener la mente despejada para poder pensar y seguir el orden adecuado que requiere la puntada para formar las flores o animales que se requieren, ya que de lo contrario estos elementos pueden salir incompletos o chuecos.
Las figuras y colores que plasma en sus prendas que pone a la venta, junto con otros miembros de su familia, en espacios como el Pabellón Artesanal de la Feria Nacional Potosina (Fenapo) o el Mercado Artesanal La Mora en Aquismón, tienen un significado mitológico que forma parte de la cultura y cotidianidad de la población Teenek.
Romelia explicó que los elementos que se bordan, sobre todo en el Quezquémetl representan la vida, la fertilidad y la alegría. Pues las cuatro flores representan los cuatro puntos cardinales el norte, sur, este y oeste. La flor o estrella que se pone en medio de las cuatro flores simboliza el vientre de una mujer; la vida se ejemplifica desde la representación del árbol de la vida y los animales como conejos o pájaros representan la naturaleza con la que conviven en sus comunidades
Foto: Xochiquetzal Rangel
No obstante, los colores que se utilizan también son importantes debido a que simboliza la patria, el amor o el estado civil de las mujeres, “las mujeres que ya están casadas portan cinco colores y las jovencitas cuatro colores, también se usan cuatro colores para los bailables”.
Para ella es de orgullo que con el paso del tiempo pueda continuar creando y dejando un legado en mujeres de su familia y de su comunidad para que el bordado y la cultura Teenek puedan seguir llamando la atención de las personas y representar al estado.
“Yo los espero a que vengan a comprar a la Feria o a visitarnos a Aquismón”, comentó, pues para ella y otras mujeres artesanas la pandemia afectó sus ingresos destinados a la manutención de sus familias y salir adelante en su comunidad.
Foto: Xochiquetzal Rangel
Foto: Xochiquetzal Rangel