Con el paso del tiempo los años, las canas, las arrugas y las manchas en la piel delatan que la vejez ha llegado, que la juventud se ha marchado, pero sobre todo que el cúmulo de las experiencias vividas los ha convertido en adultos en plenitud merecedores de una vida digna.

Todos los días, José y Rosa salen a las calles a cantar para ganar el sustento de su familia; ambos tienen discapacidad visual pero eso no ha impedido que salgan adelante. Su motivo, su hijo.