Más Información
Cada año, durante la Cuaresma, las cocinas potosinas se llenan de aroma dulce y especiado de la capirotada, un postre que no sólo satisface el paladar, sino que también encierra una profunda carga simbólica y cultural.
Este platillo, presente en diversas regiones del país, es una muestra de cómo la gastronomía puede reflejar la historia y las tradiciones de un pueblo.
En entrevista para EL UNIVERSAL San Luis Potosí, Monserrat Carranza, chef de una cocina económica explicó que existen varios modos de preparar este platillo; sin embargo, el más conocido que se prepara en la mayoría de las familias potosinas es el que lleva pan, frutos secos, jarabe de piloncillo y queso.
¿Cómo se prepara la capirotada?
Monserrat comentó que la forma tradicional de cocinar la capirotada consiste en:
Pan: preferentemente bolillo, cortado en rebanadas y tostado o frito.
Jarabe de piloncillo: el piloncillo se disuelve en agua junto con canela y clavos de olor para crear un jarabe dulce y aromático.
Frutos secos y nueces: pasas, cacahuates, almendras y otros frutos secos se añaden para aportar textura y sabor.
Queso: se utiliza queso fresco o añejo, que al derretirse, añade una cremosidad particular al postre.
Coco y chispas de colores: son los ingredientes usados para decorar.
"La preparación consiste en colocar capas de pan en una cazuela, intercalando con los frutos secos, nueces y queso, cada capa se baña con el jarabe de piloncillo y luego se hornea hasta que los sabores se integren y el queso se derrita", explicó la chef.

Asimismo, subrayó que su precio depende de cada lugar y los ingredientes pero aproximadamente de comercializa en 70 pesos la orden que es un bote de un litro o 35 pesos el medio litro.
Orígenes de la capirotada
La capirotada tiene sus raíces en la cocina española medieval, donde se preparaba una especie de sopa de pan con ingredientes salados.
Con la llegada de los españoles a América, esta receta se fusionó con ingredientes locales, dando origen a la versión dulce que conocemos hoy en México.
Su nombre proviene de "capirote", un tipo de gorro alto y puntiagudo que utilizaban algunos sacerdotes en las procesiones de Semana Santa, lo que refuerza su conexión con las festividades religiosas de la temporada.
Simbolismo religioso de la capirotada
Más allá de su delicioso sabor, la capirotada posee un profundo simbolismo religioso relacionado con la Pasión de Cristo:
Pan: representa el cuerpo de Cristo.
Jarabe de piloncillo: simboliza la sangre derramada.
Clavos de olor y canela: remiten a los clavos y la cruz de la crucifixión.
Queso derretido: alude al sudario santo.
Este simbolismo convierte a la capirotada en un recordatorio culinario de la fe y la tradición durante la Cuaresma.