Exhiben osa bebé con sarna y heridas en Nuevo León; zoológico responde a críticas

En medio de una creciente preocupación por el bienestar animal en Nuevo León, una nueva denuncia ha encendido la indignación de la ciudadanía: una osa bebé, aparentemente en estado crítico, fue grabada con sarna, heridas abiertas, desnutrición y signos evidentes de abandono en el Zoológico La Pastora, ubicado en Monterrey.

Las imágenes, difundidas por la activista Cristina Marmolejo, muestran al ejemplar en un entorno insalubre, rodeada de moscas, con la piel visiblemente lastimada y sin recibir atención médica adecuada. Esta situación ha puesto en entredicho el manejo del recinto y ha reavivado el debate sobre la ética del cautiverio en instalaciones públicas.

Foto: Facebook Cristina Marmolejo.

Denuncian abandono prolongado y condiciones inhumanas

Según Marmolejo, la osa —un ejemplar de oso negro americano— llegó hace años al zoológico con problemas de salud que nunca fueron debidamente atendidos. “Está muriendo en vida”, denunció, al mostrar un video donde el animal presenta uñas sin cortar, llagas en la piel y un pelaje deteriorado, producto de pasar meses sobre cemento húmedo y en condiciones antihigiénicas.

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Además, la activista señaló la existencia de otro oso que lleva cuatro años en completo aislamiento, recluido en una jaula pequeña, oscura y sin estimulación alguna. “Lo tienen en un calabozo para osos. Como si fuera un castigo”, expresó, haciendo un llamado urgente al gobernador del estado Samuel García y su esposa Mariana Rodríguez, para permitir el rescate inmediato de ambos ejemplares.

Funcionarios señalados y exigencias de rendición de cuentas

La responsabilidad de estas condiciones ha sido atribuida al director del Zoológico La Pastora, el veterinario Gustavo Sepúlveda Villarreal y Jean Joseph Leautaud Russek, el director general del Parque Fundidora. Ambos han sido señalados por Marmolejo por omisión, negligencia y falta de humanidad frente al sufrimiento de los animales bajo su cuidado.

La postura oficial: “enfermedades irreversibles”

En respuesta al escándalo, el Zoológico La Pastora emitió un comunicado en el que afirma que la osa fue entregada por lA Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) en 2023, ya con enfermedades graves e irreversibles, incluyendo infecciones bacterianas, problemas hepáticos y renales, así como daño en las extremidades.

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Aseguran haber proporcionado atención veterinaria especializada, medicamentos, instalaciones adaptadas y monitoreo continuo durante dos años. Añadieron que este 25 de septiembre se realizaría una nueva evaluación médica para determinar las acciones a seguir.

No obstante, para muchos, esta respuesta institucional llega tarde y resulta insuficiente frente al deterioro visible del animal.

La realidad contrasta con los discursos oficiales

La situación se presenta apenas días después de que el gobernador Samuel García y su esposa Mariana Rodríguez inauguraran el Centro Estatal de Atención Animal, prometiendo “cero tolerancia al maltrato animal”. Sin embargo, el caso de La Pastora pone en duda ese compromiso.

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“Te han dicho miles de mentiras. Esto es lo que pasa detrás del telón”, afirmó Marmolejo, en su post de Facebook, quien solicitó acceso inmediato para que asociaciones especializadas puedan intervenir, atender y, si es posible, trasladar a los osos a un santuario donde reciban atención digna.

Foto: Cristina Marmolejo.

Un llamado a la acción por el bienestar animal

Este caso no es aislado. Pues apenas hace unos días, otro escándalo de maltrato animal sacudió al municipio de Santa Catarina, donde un centro de atención municipal fue clausurado tras encontrarse a cerca de 70 perros y gatos en condiciones deplorables. Ahora, la situación en La Pastora evidencia que el problema va más allá de un municipio o una administración.

Podría tratarse de un patrón estructural de negligencia que afecta a seres vivos bajo la custodia del Estado y que exige una revisión profunda de las políticas públicas en torno al manejo de la fauna silvestre en cautiverio.

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La indignación ciudadana crece y, con ella, la exigencia de respuestas. No solo se trata de castigar a los responsables, sino de actuar para evitar que otros animales pasen por el mismo sufrimiento.