Cada 8 de marzo, miles de mujeres salen a las calles para exigir justicia, seguridad e igualdad de derechos, en medio de consignas y pancartas, la iconoclasia se ha convertido en una de las expresiones más visibles del movimiento.
Monumentos históricos, edificios gubernamentales y espacios públicos son intervenidos con distintas expresiones, pañuelos verdes y morados, e incluso con pintura y fuego. De acuerdo a las colectivas feminisitas, esto es una expresión para visibilizar la violencia de género y feminicidios que persisten en la sociedad.
Según el diccionario de la Real Academia Española, la iconoclasia es el acto de destruir, modificar o intervenir imágenes, monumentos o símbolos que representan estructuras de poder o sistemas de opresión.
A lo largo de la historia, ha sido una herramienta de transformación social en diversos movimientos. En el contexto del feminismo, la iconoclasia se manifiesta como una respuesta al silencio y la impunidad en torno a la violencia machista.
Según algunos colectivos de mujeres, en durante las diferentes movilizaciones en el marco del Día Internacional de la Mujer, la intervención de monumentos no es aleatoria, ya que los símbolos históricos que resaltan figuras masculinas, políticas o militares son resignificados con mensajes de denuncia.
En el estado potosino la iconoclasia también ha formado fuerza en los últimos años, durante las manifestaciones del 8M, edificios gubernamentales como el Palacio de Gobierno, la Fiscalía General del Estado, el edificio central de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) y la plaza de Fundadores han sido intervenidos con pintas y carteles exigiendo justicia para las víctimas de feminicidio y desaparición, además monumentos como en plaza de Armas han sido cubiertos con consignas y pañuelos morados.
En un estado como San Luis Potosí donde se ha registró el asesinato de 12 mujeres durante el año 2024, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), escribir los nombres de las víctimas en muros y monumentos es una forma de recordar a las autoridades y a la sociedad que esas vidas fueron arrebatadas.
La iconoclasia en el 8M no sólo deja huellas en los muros, sino también en la conciencia colectiva, obligando a cuestionar qué símbolos se valoran más: los monumentos o las vidas que se han perdido.