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Fue en 2017 cuando un momento especial ocurrió en la historia del Atlético de San Luis y el Papa Francisco.
En una visita a Roma, el CEO del club potosinos aquel entonces, Alberto Marrero, tuvo el honor de entregarle al Papa Francisco un jersey del equipo, un gesto que no solo unió al futbol con la figura del Pontífice, sino que dejó una huella imborrable en la historia del club potosino.
En ese encuentro, celebrado en el marco de una reunión de jóvenes latinos con el Papa, Marrero Díaz presentó con orgullo una playera firmada por todos los miembros del Atlético de San Luis, que en ese entonces militaba en el Ascenso MX.
Sin saberlo, ese día el club probablemente recibió una “bendición” especial de Francisco I, quien, al recibir el obsequio, no sólo lo aceptó con gratitud, sino que también ofreció una oración por el equipo.
Un gesto simbólico que muchos consideran como una señal de apoyo y fortuna para el club.
Ese intercambio de regalos no fue solo un acto protocolario. En la mente de los seguidores del Atlético de San Luis, se convirtió en un momento nostálgico y significativo que hizo soñar a muchos con el futuro del equipo.
La bendición del Papa, aunque no oficial, fue percibida como un augurio de buenos momentos para el club, que en los años siguientes continuó su camino en el Ascenso MX con la esperanza de alcanzar la Primera División.
Hoy, la afición potosina recuerda con agrado aquel pequeño gesto en Roma de 2017, momentos que pudo haber marcado un precedente en la historia del equipo, dándole un aire de esperanza.
Y, aunque el Atlético de San Luis se encuentra ya en la primera división, aún sigue luchando por alcanzar su máximo potencial, aquel momento sigue siendo una de las joyas nostálgicas en la memoria del club y de su afición.
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Muere el Papa Francisco a los 88 años
El Papa Francisco, de 88 años, falleció este lunes 21 de abril a las 7:35 horas (5:35 GMT) en su residencia de la Casa Santa Marta, tras semanas de complicaciones derivadas de una neumonía bilateral que lo permaneció hospitalizado durante 38 días.
Aunque fue dado de alta el pasado 23 de marzo, su estado de salud siguió siendo delicado y lo obligó a ausentarse de las celebraciones litúrgicas de la Semana Santa.
A pesar de su convalecencia, el pontífice realizó una última aparición pública el domingo 20 de abril, desde el balcón central de la basílica de San Pedro, donde impartió la bendición Urbi et Orbi y recorrió en papamóvil la plaza para saludar a los fieles. Sin embargo, su fragilidad era evidente. Un día después, la noticia de su muerte conmocionó al mundo católico y marcó el inicio del período de Sede Vacante, a la espera de la elección de su sucesor.
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