El “laberinto de la noche” asemeja un trozo de chocolate claro marcado por los dientes de alguien dispuesto a devorarlo. En realidad sí existen muchos dispuestos a saborear todos sus secretos, pero el Noctis Labyrinthus no es una golosina de cacao, es el nombre que recibe una región al occidente de Marte, un vasto laberinto de desérticos valles y mesetas. La imagen que parece un suculento postre de chocolate es una de las miles que ha tomado Mars Express, la sonda europea que estudia al planeta desde hace trece años.

La pasión de los científicos sobre el origen y devenir del llamado Planeta Rojo ha llevado a importantes descubrimientos en los últimos años. Precisamente el radar del Mars Express emite pulsos de baja frecuencia para analizar el eco producido al rebotar sobre la superficie marciana, pero algunos pulsos han logrado penetrar más allá, justo hasta el subsuelo donde los especialistas han imaginado diversas capas de materiales como rocas, agua o hielo.

Sin embargo, hasta ahora, ningún instrumento científico ha logrado penetrar in situ el subsuelo marciano. Hace un par de años, la misión InSight tenía planeado realizar esta odisea, pero el proyecto de exploración marciana que porta instrumentos que estudian microsismicidad, geodesia y transporte de calor, suspendió su lanzamiento debido a una fuga de vacío en su instrumento principal.

Este 2018 se presenta una nueva oportunidad para finalmente lanzar la sonda que internará un nuevo robot en Marte. Este penetrará el subsuelo para comprobar con mayor veracidad los estudios a “larga distancia” como los que ha realizado Mars Express, así como otros proyectos de la NASA. En órbita se mueven también Odyssey, Mars Reconnaissance Orbiter y Maven, mientras que en la superficie operan dos sondas: Opportunity y Curiosity.

Durante la víspera de Navidad, un equipo de investigadores de la Universidad de Oxford en Reino Unido publicó un artículo intentando explicar cómo el planeta perdió la abundante agua líquida que tuvo en el pasado. Ellos consideran que tal como si se tratara de una esponja, el subsuelo de Marte fue absorbiendo el agua hasta convertirse en el gran desierto sin vida como es visualizado en la actualidad.

Los rovers que exploran la anatomía marciana ya han dado pruebas contundentes de una superficie estéril y con pocas posibilidades de ser habitada, pero a través del estudio del subsuelo las cosas podrían ser muy diferentes. Los especialistas consideran que hace 3 mil 500 millones de años, Marte tuvo abundante agua, de hecho se considera que casi la mitad de la superficie al norte del planeta pudo ocupar una vasta cuenca oceánica. Según el mencionado estudio, se calcula que el agua desapareció totalmente hace mil millones de años.

Existen diversas teorías sobre la desaparición del líquido, la más conocida expone que en realidad se evaporó por la pérdida del campo magnético que protegía al planeta de los vientos solares, pero un estudio del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Oxford, encabezado por Jon Wade y publicado por la revista Nature, supone que no toda el agua se evaporó, sino que una parte fue absorbida y se encuentra en forma de hielo en el subsuelo. De hecho, estos especialistas calculan que las rocas basálticas de Marte podrían albergar hasta 25% más de agua que rocas similares de la Tierra. Esta es una de las razones por las que los objetivos de la misión InSight, planeada para lanzarse en marzo de este año, se vuelven tan importantes, pues constituyen un escalón fundamental para la pretendida llegada de los humanos a ese planeta durante el esperado 2030.

El beso del Sol y la Luna

Los científicos de la NASA, a través de la misión Parker Solar Probe, también buscarán acercarse este año al Sol o cuando menos estar lo más cerca posible. Esa distancia serían 6 millones de kilómetros de la superficie del astro, es decir, siete veces más cerca que la mayor aproximación realizada por un instrumento terrestre. Su principal tarea será aprender más sobre el origen y la evolución de los vientos solares para proteger mejor la comunicación satelital. La nave espacial no tripulada viajará a una velocidad de 725 mil kilómetros por hora y soportará temperaturas de más de mil 300 grados centígrados.

vkc

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