La mayoría de los robots son blancos y una simple búsqueda en Google Imágenes lo corrobora. Puede parecer un hecho irrelevante, pero un estudio desarrollado por un profesor del Laboratorio de Tecnología de Interfaz Humana de la , en Nueva Zelanda, pone de manifiesto que los prejuicios racistas que desarrollan los humanos sobre sus iguales los aplican también a los robots.

Para desarrollar este estudio los investigadores recolectaron fotografías de personas de diferentes razas y de un robot Nao, al que vistieron con una variedad de tonos de piel humana. En las imágenes aparecían los sujetos en ciertos casos con un arma en la mano y en otras con objetos que no podían ocasionar ningún daño (como una lata de refresco). Los sujetos que participaron en la prueba vieron la imagen sólo por una fracción de segundo y se les pidió que actuaran por instinto.

El estudio descubrió que los participantes eran más rápidos a la hora de disparar a un humano o a un robot negro que a sus contrapartes blancos. De la misma forma, fueron más rápidos al tomar la decisión de no disparar a los humanos y robot blancos desarmados que a figuras negras. De esta forma, el informe concluye que los robots también se ven afectados por su condición racial.

El responsable del estudio, Christoph Bartneck, presentó los resultados en una conferencia internacional celebrada en Chicago (Estados Unidos) que analizaba la interacción entre humanos y robot, donde explicó que entre todos los participantes solo el 11 por ciento no pudo determinar la pertenencia racial del robot.

"Tenemos la esperanza de que este estudio anime a los diseñadores a crear robots que representen la diversidad de las comunidades", añadió Bartneck en una entrevista concedida a la web del (IEEE, por sus siglas en inglés). "No hay necesidad de que todos los robots sean blancos", ha concluido.

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