El cerebro humano es un enorme misterio que se descubre poco a poco. A lo largo de toda la historia, los científicos han investigado este órgano desde diferentes enfoques, muchos determinados por la tecnología con que se dispone en cada época.

Lourdes Massieu Trigo, investigadora del Instituto de Fisiología Celular de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se suma a esta gran cadena de esfuerzos con sus investigaciones sobre los efectos de la glucosa en el cerebro, que presentó en la charla  "El cerebro sin azúcar: cuestión de vida o muerte", que se realizó en el marco de la Semana del Cerebro en la Máxima Casa de Estudios.

Si bien el cerebro solo pesa entre 1.3 y 1.5 kilos, llega a consumir hasta un 20 por ciento de la energía metabólica del cuerpo, y depende en gran medida de la glucosa para funcionar. “La glucosa llega al cerebro por la sangre y cuando está activo haciendo una tarea en una región específica aumenta el flujo sanguíneo cerebral en esa área, es así que se puede sostener la actividad neuronal”, explicó la doctora Massieu.

Sin embargo, ¿qué sucede cuando por problemas médicoscomo la diabetes mellitus tipo 1 (cuando el páncreas no produce insulina), en la que los niveles de glucosa en el cuerpo se ven alterados?, ¿qué efectos tiene esto en el cerebro?

Cuando el cerebro comienza a experimentar bajos niveles de glucosa, los síntomas de aviso en personas sanas comienzan a emerger como dolor de cabeza, fatiga y visión borrosa. Si en este tiempo la persona no consume ningún tipo de alimento para aumentar sus niveles de glucosa, el cuerpo metaboliza las grasas para que otras sustancias, en este caso los cuerpos cetónicos, pasen a la sangre y pueden alcanzar concentraciones suficientes para llegar al cerebro y a otras células.

Gracias a la investigación se sabe que el hígado produce cuerpos cetónicos, unos sustratos que así como la glucosa producen energía. “Los cuerpos cetónicos se forman a partir de ácidos grasos, cuando el hígado desdobla los ácidos grasos se producen cuerpos cetónicos que a su vez se pueden transformar en otras moléculas y entrar a la cadena respiratoria de la célula para producir energía”.

Búsqueda de tratamientos
Los síntomas de aviso de falta de glucosa (o hipoglucemia) están alterados en aquellos que padecen diabetes mellitus tipo 1, lo que los puede llevar a un coma hipoglucémico e incluso a un infarto cerebral.

Encontrar fármacos que puedan contrarrestar o prevenir estos efectos es uno de los ejes primarios de la investigación de la doctora Massieu. “Hasta el momento no tenemos una propuesta terapéutica eficiente para evitar el daño en estas circunstancias de muerte vascular cerebral.

“Hemos usado el modelo de oclusión de la arteria cerebral media en las ratas. Les producimos un infarto cerebral por 90 minutos con un impacto muy agudo y van perdiendo su capacidad motora, pero si las tratamos con determinados cuerpos cetónicos derivados de los ácidos grasos, como el piruvato, vamos a tener que las ratas sobreviven mejor”.

Otro modelo en el que también trabajan en su laboratorio es en tratar de mejorar los tratamientos con insulina, que si bien es ya una terapia común de los diabéticos, por el momento solo sirve para bajar los niveles de la glucosa de la sangre, lo que tiene fuertes repercusiones en el cerebro que la necesita para funcionar.

“Queremos ver si esto se puede tratar administrando un cuerpo cetónico. (…) Hemos trabajado un poco en el laboratorio tratando de ver qué sucede cuando las células o el cerebro se quedan sin glucosa y cómo podríamos hacerle para contrarrestar el daño”, concluyó la investigadora.

vkc

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