Científicos de la UNAM descubrieron dos compuestos capaces de combatir cepas de tuberculosis resistentes a antibióticos y a la bacteria Staphylococcus aureus en el veneno de alacrán Diplocentrus melici.

Estos compuestos también son efectivos para inhibir el crecimiento de células cancerígenas como: Jurkat (leucemia de células T), TE 671 (células de rhabdomiosarcona) y SH-SYSY (neuroblastoma de médula ósea).

El primero de ellos, llamado “3,5- dimethoxy-2-(methylthio) cyclohexa-2,5-diene-1,4-dione”, es de color rojo y demostró su efectividad contra el Staphylococcus aureus, una bacteria causante de infecciones en la piel, sepsis, endocarditis y neumonía.

El segundo, denominado “5-methoxy-2,3- bis (methylthio) cyclohexa-2,5-diene-1,4-dione”, es azul y resultó efectivo contra la Mycobacterium tuberculosis, causante de la tuberculosis.

Los expertos del Instituto de Biotecnología aislaron, produjeron y patentaron ambos compuestos, con potencial para ser utilizados como fármacos contra tuberculosis, considerada el padecimiento más letal del mundo.

El tratamiento contra esta enfermedad dura casi seis meses, por lo que los pacientes lo abandonan, con ello generan cepas resistentes que requieren mayor cantidad de antibióticos y extender la medicación hasta por cuatro años.

Los nuevos compuestos pueden contribuir a resolver ese problema, un paso relevante, desde el punto de vista de la salud pública.

“El trabajo en laboratorio, con modelos biológicos, ya está hecho y funciona; ahora se requieren ensayos clínicos en humanos, y una farmacéutica que se interese puede hacer llegar este producto a la gente”, dijo en un Lourival Possani.

De igual manera, el grupo de investigadores descubrió inicialmente que el veneno del alacrán cambiaba de color después de quedar expuesto al aire.

Al estudiarlo se verificó que ambos compuestos eran prometedores en ensayos biológicos para buscar su posible efecto en el crecimiento de células tumorales, modulación de la respuesta inmune y un posible efecto antibiótico.

Dichos componentes resultaron ser capaces de impedir el desarrollo de ciertos linajes de células neoplásicas como también ser eficientes antibióticos. Sin embargo, como la cantidad que se puede obtener de los alacranes vivos es muy pequeña, era indispensable obtenerlos de forma química.

Para sintetizarlos de forma artificial, se determinaron la estructura de ambos antibióticos mediante espectroscopía de masas y por estudios de resonancia magnética nuclear.

Una vez obtenidos en forma cristalina, la estructura fue confirmada por difracción de Rayos-X por el Laboratorio Nacional de Estructura de Macromoléculas del Instituto de Química.

Desde hace más de cuatro décadas el equipo de Possani Postay ha estudiado la estructura de los venenos de alacranes de México y 16 naciones más.

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