En el marco del décimo aniversario, el Museo Laberinto de las Ciencias y las Artes presenta desde este jueves 2 de agosto y durante el mes de octubre, la exposición 3 Casas Extraordinarias y la Serie de Úteruz de Kiyoto Ota, artista japonés radicado en México, cuya trayectoria abarca más de 40 años, durante los cuales ha participado en más de 100 exposiciones colectivas en nuestro país, así como en España, Francia y Estados Unidos. Ha mostrado su escultura pública en ciudades japonesas, españolas y mexicanas, y ha sido maestro de diversas generaciones de artistas.

La exposición está integrada por series escultóricas a través de las cuales Ota explora el espacio versus el lugar; y el carácter ordinario versus el extraordinario de la casa, entendida como el lugar más cercano para los seres humanos.

El proceso de creación de estos conjuntos escultóricos inició en la década pasada. El artista partió del siguiente cuestionamiento: cuando la casa se transforma en un objeto sin significado y desconocido, sin carácter de lugar, ¿cómo experimentamos ese espacio?

Ota comparte la perspectiva del geógrafo chino-estadounidense Yi-Fu Tuan acerca de la relación espacio-lugar. Mientras el espacio es abierto, libre y a la vez amenazante, el lugar brinda seguridad y estabilidad. Al ir conociendo el espacio, los seres humanos le asignan un valor y poco a poco lo convierten en un lugar.

En uno de los pasillos del Laberinto se encuentra el Pasaje de Cedro Rojo que forma parte de la Serie de Úteruz, que evoca la memoria lejana y vital del útero materno por medio de esculturas habitables donde circulan elementos naturales como el aire y la luz. Para el artista, estas piezas son una especie de casa primitiva.

Por su parte, las 3 Casas Extraordinarias se trata de un grupo hecho bajo el concepto “contrauteruz”; en contraste con la idea de casa como sinónimo de resguardo, seguridad y estabilidad, estas casas incorporan elementos ajenos que trastocan su funcionalidad, transformándolas en espacios incompletos e inhóspitos.

Así, Casa Vacía está constituida por dos pasillos que se encuentran; la ausencia de habitaciones y el constante viento que circula en su interior la transforman en un espacio de tránsito. Casa de Lluvia incorpora este elemento externo que contradice la noción de cobijo. Por su parte, Casa de Alicia es una pieza que se aleja de la lógica en virtud de que sus escaleras se vuelven tan estrechas que no es posible avanzar dando la sensación de que la dimensión del cuerpo humano de pronto aumenta.

sergio.marin@clabsa.com.mx

apl

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