Todas son mujeres nacidas en la década de los 80, todas son creadoras comprometidas con las causas de las mujeres y contra la violencia hacia la mujer, todas son escritoras que trabajan para visibilizar la obra de otras escritoras y para poner a debatir los temas que les interesan, como el feminismo, la equidad y la subalternidad. Lo hacen a través de su obra personal, de editoriales que dirigen, de talleres que imparten a otras mujeres, de encuentros y tallereo de sus obras, y muy particularmente a través de proyectos editoriales y literarios colaborativos.

Mediante esta dinámica han nacido proyectos como 21000 princesas, un libro de artista de solo tres ejemplares que denuncia la violencia contra las mujeres en México a través de escribir cuentos de hadas como nota roja; comités de programación con perspectiva de género para ferias de libro; la colección de literatura Vindictas, que busca rescatar del olvido la obra de escritoras destacadas; antologías y libros como Fábulas feministas, de la escritora india Suniti Namjoshi, y otros títulos que aparecerán a lo largo de este año sobre la maternidad, la emergencia climática, el canon literario, la violencia y el feminismo.

Ave Barrera (Guadalajara, 1980), Lola Horner (Guanajuato, 1985), Claudina Domingo (Ciudad de México, 1982), Jazmina Barrera (Ciudad de México, 1988) y Nora de la Cruz (Estado de México, 1983) conversaron con EL UNIVERSAL sobre los proyectos colaborativos que comparten, las colecciones literarias que las reúne y las causas feministas que las han impulsado.

Las cinco escritoras son las primeras prologuistas de una colección colaborativa que se ha vuelto entrañable: Vindictas, un proyecto editorial de la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM que enlaza dos generaciones, la de escritoras nacidas en los 80 y cinco de sus “madres literarias” nacidas en las décadas de los 30 y 20: Luisa Josefina Hernández, Tita Valencia, María Luisa La China Mendoza, Tununa Mercado y Marcela del Río.

Ese proyecto literario de mujeres y entre mujeres las ha unido más como generación. “Estamos generando un discurso entre muchas, eso es lo más increíble de todo; lo más esperanzador es que se está abriendo lugar a la horizontalidad, a la multiplicidad, a escucharnos a nosotras mismas y a darnos esa posibilidad de crear redes y de generar vínculos”, asegura Ave Barrera, una de las animadoras de Vindictas.

Lola Horner y Ave Barrera fungen como el corazón de esa colectividad creativa que cada día suma a más escritoras; ellas tienen varios años trabajando en distintos proyectos que buscan visibilizar la violencia contra las mujeres y abordarla desde una manera literaria, “esto comenzó con el libro de artista 21000 princesas, que hicimos juntas en 2015, y a partir de ahí a ido escalando en una serie de colaboraciones”.

Las colaboraciones son clave para estas cinco escritoras que no rebasan los 40 años. Jazmina Barrera, quien además de escritora es una de las directoras de Ediciones Antílope, donde tiene un gran interés por conformar un catálogo de autoras con temas del feminismo, asegura que en los últimos años ha estado trabajando en varios proyectos colaborativos y de mujeres. Uno de ellos es una antología de ensayos de maternidad que publicará Paraíso perdido sobre lo qué significa ser escritoras siendo madres y lo qué significa no siéndolo, otro es una antología de cuentos de la escritora estadounidense Edith Warton que antologa con la escritora Elisa Díaz.

“Ese es otro proyecto de la UNAM que editarán en la colección Relato Licenciado Vidriera; además formo parte del comité del Programa de Literatura de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca, donde somos puras mujeres que el año pasado organizamos un programa de feminismo que se llamaba ‘Reinventar la vida’ y que este año se ha enfocado a emergencia climática y medio ambiente con perspectiva de género”, afirma Jazmina Barrera.

Si algo les sobra a estas narradoras, poetas, ensayistas, editoras y artistas visuales es la vocación creativa. Tienen más de un proyecto en elaboración y muchos otros en planes; sin dejar de entregarse de manera tenaz a sus obras personales emprenden nuevos proyectos colectivos y colaborativos.

Claudina Domingo asegura que la colectividad se ha fortalecido a partir de movimientos como el #MeToo, que generó entre ellas un intercambio de lecturas, miradas y reflexiones. “A partir de ahí derivamos en una serie de participaciones que a veces son el activismo y que en otros casos tiene que ver con un proyecto editorial y literario”.

Nora de la Cruz se reconoce en la colectividad, “en el caso Vindictas, lo que hacemos es estar tendiendo un puente entre estas generaciones anteriores que habían sido borradas y nosotros que empezamos a tener una presencia un poco más clara. Nuestro ejercicio fue un poco cuestionar si verdaderamente existía sólo la voz de los hombres”, afirma.

Lucha colectiva

El hartazgo “de una sociedad heteropatriarcal que se esforzó mucho en mantenernos aisladas durante mucho tiempo”, como dice Ave Barrera, orilló a estas escritoras a la colaboración y a lo colectivo. “Nos hartamos de ese aislamiento, nos hartamos de sentirnos solas y nos hartamos de sentirnos rechazadas; lo que descubrimos en estos últimos años es que estábamos hartas en lo individual y ahora estamos hartas en lo colectivo. Hoy tenemos claro que nadie nos va a poder parar porque ya nos dimos cuenta que nos respaldamos las unas a las otras” apunta la autora de Restauración.

Jazmina Barrera sabe también que el feminismo es una lucha “que no podemos dar solas, necesitamos darla en comunidad, necesitamos acuerparla, necesitamos armar redes y yo creo que se ha hecho, se está haciendo y se seguirá haciendo porque mientras nos sigan matando no nos quedará de otra”.

Asumen este ejercicio también como un gozo y un autodescubrimiento, “ahora además estoy escribiendo mucho sobre amistad entre mujeres, estoy pensando mucho en esos temas y aunque en mi vida siempre han tenido un lugar muy importante mis amistades con otras mujeres, de unos años para acá la mayoría de mis amigas son escritoras; así que se antoja hacer cosas juntas, y eso también es un placer”, afirma Jazmina, autora de Cuaderno de faros y Cuerpo extraño.

Lola Horner, autora de Pócima contra el divorcio, asegura que parte de las estrategia del patriarcado es borrar cada una de las olas del feminsimo como si no hubieran ocurrido, “parte de nuestro trabajo tiene que ver con poder resucitar, volver a traer a la actualidad textos de escritoras que nos antecedieron para que éstos nos sirvan de hogar, nos sirvan de cobijo y nos sirvan de ejemplo. Es muy difícil comenzar a construir desde cero, desde un desamparo, desde una situación de subalternidad y de injusticia, sí nos damos cuenta que ha habido otras mujeres que han forjado caminos paralelos con inquietudes similares, nos damos cuenta que formamos parte de algo más grande y eso en sí mismo es un consuelo”.

Claudina Domingo, autora de Las enemigas y de La noche en el espejo, una novela de próxima aparición bajo el sello Sexto Piso, dice que ellas son feministas combativas pero lo son aun más las millenial “la generación de los 90 tiene mucho más clara esta urgencia de cambiar los roles y de generar una equidad verdadera, para ellas es más urgente pues no quieren que sea un legado sino algo que ellas quieren vivir y disfrutar”.

Nora de la Cruz, autora del libro de cuentos Orillas, dice que a partir de estos movimientos feministas se han ido formando colectivos, “eso hace que nos sintamos un poco más acompañadas, que vayamos generando entre todas este especie de tejido de textos y de experiencias”.

Las cinco escritoras aseguran que la generación de mujeres que viene, que ahora tienen entre 15 y 20 años, son mucho más valientes, “son las que van a dar el golpazo”.

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