Un musical, una serie con Amazon y otra con Netflix son solo algunos de los proyectos del argentino Alejandro Roemmers, que ha logrado las "bendiciones" de Francia para su novela homenaje a "El Principito": "con que transforme una sola vida me doy por satisfecho", asegura en una entrevista con EFE.
El empresario (Buenos Aires, 1958) es, sobre todo, recalca, un poeta y escritor humanista, que ha vendido 3 millones de ejemplares en 32 idiomas de lo que la Fundación Saint Exupery ha elogiado como un homenaje-secuela de "El Principito", "El regreso del joven príncipe" (2008), que esta noche presenta en su traducción al francés junto a un icono de la cultura gala, Catherine Deneuve.
"No es una continuación sino que comparte el espíritu de 'El Principito', el de la búsqueda universal de la fraternidad", precisa el autor, que ha tardado "tanto" en publicarlo en francés porque, revela, le proponían una edición "temerosa", de "solo" 5 mil ejemplares y él quería algo "más brillante".
Ahora, presume, y gracias a su contrato con City Editions y la distribución del grupo Hachette, serán más de 70 mil, con un lanzamiento publicitario "muy importante" en vallas, en el metro....
"Ahora estoy muy convencido de hacerlo", subraya el escritor, al que le "encantaría" que, al igual que sucede en Argentina, el ministerio de Educación francés recomendara este texto entre sus estudiantes de Secundaria.
Escrito "en 9 días" de 1999 "como una larga meditación" y publicado en 2008, el empresario coincide con el embajador de Argentina en Francia, Mario Veron, que anoche presentó la obra en la sede diplomática, en que el personaje del Principito muestra "cómo el camino de las certezas desemboca en el camino de lo relativo".
En su versión, "una historia sencilla y poética", el Principito vuelve a la tierra y viaja por la Patagonia con un "trasunto" de Saint Exupery, que va respondiendo a las preguntas existenciales del joven a la vez que cambia su foco vital.
Roemmers, heredero de una de las grandes fortunas de América Latina, la de la farmacéutica que lleva su apellido, ha querido "lanzar al mar una botella con mensaje para influir en la conciencia de los lectores y emitir algo de luz en un diálogo interior".
Leyó el libro con 10 años, y se sintió "absolutamente identificado" con el personaje; lo releyó con 20 y tuvo la impresión de que debía "continuarlo" y cuando cumplió 40 supo que estaba viviendo "mecánicamente" y que tenía que cambiar porque "cuando uno cambia, el mundo cambia".
Él, reconoce, ha tenido que lidiar en su vida con muchos "prejuicios", sobre todo por la "escenografía" y brillo" de ser millonario.
"El dinero es energía. Lo que importa es lo que haces con él. Estuve en la dirección de la farmacéutica y ahora estoy un poco retirado. Somos tres hermanos y son ellos, con mi padre -en la lista Forbes de los más ricos- los que lo llevan, yo estoy más dedicado a otros negocios como la realidad aumentada o la producción de series y musicales", apostilla Roemmers.
Con Amazon, adelanta, está preparando una serie de diez capítulos sobre San Francisco de Asís, con Netflix una producción de la que solo quiere decir que se titula "Una razón para vivir" y prepara el estreno en Madrid, junto a José Luis Moreno, del musical "Franciscus".
No se ha casado ni tiene hijos y ha decidido que su "familia" sea un grupo de "unos 40" amigos con los que comparte su vida y que le acompañan en todos sus grandes momentos.
"Mis padres no se llevaban bien y quizá eso me marcó. Elegí la paz y la tranquilidad que me daban mis amigos antes que una relación pasional basada en la atracción, siempre sometida a muchos vaivenes y conflictos. Quiero ser yo mismo todo el tiempo y la amistad me da eso", resume.
En el libro ha tratado de ser "el joven" para hablar en "la soledad inmensa de la Patagonia" de asuntos fundamentales: "antes el tabú era el sexo y ahora lo es la muerte. Tengo claro que cada día puede ser el último y por eso hay que reconocer la grandeza de lo pequeño, de cualquier detalle".
"Yo quisiera morirme rodeado de amor y lleno de amor. Estoy preparado", ha añadido.