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El gobierno peruano se comprometió este jueves a no afectar la centenaria ciudadela de Machu Picchu ni otros sitios arqueológicos incas con el nuevo aeropuerto del Cusco, cuyas obras comenzarán en junio.
"Nos hemos comprometido a que antes que se inicien los trabajos de construcción del aeropuerto de Chinchero, en junio de este año, estaremos presentando el Estudio de Impacto Patrimonial que Unesco exige", dijo el ministro de Transportes y responsable del proyecto, Edmer Trujillo, en diálogo con la prensa extranjera.
Explicó que la Unesco comunicó al gobierno peruano que aunque el aeropuerto se construirá fuera de la zona de bienes arqueológicos -constituida por la ciudad del Cusco, Machu Picchu y el 'Qhapaq Ñan' o Caminos del Inca-, es necesario determinar el impacto que tendrá el incremento del número de turistas.
Han surgido críticas al nuevo aeropuerto, que estará situado 58 km al sureste de Machu Picchu y a 30 km al norte del Cusco (la antigua capital del imperio inca), y podrá recibir a seis millones de pasajeros al año, 60% más que ahora, según las autoridades.
La actual terminal aérea quedó estrecha y no hay posibilidad de ampliarla, pues está en medio de la ciudad del Cusco (sureste). Tiene capacidad para 3 mil pasajeros diarios, pero recibe 5 mil.
"El estudio tendrá que ver con el mayor flujo de visitantes al Cusco y a la zona arqueológica. Ya contamos con un estudio preliminar elaborado por los ministerios de Transportes y Comunicaciones, Comercio Exterior y Turismo, y el de Cultura, que está siendo revisado y evaluado", dijo Trujillo.
Además, afirmó que habrá un monitoreo permanente durante las obras, con presencia de expertos del ministerio de Cultura, "porque se podría hallar con algún resto arqueológico".
El ministro explicó que el movimiento de tierra comenzará en junio y la construcción propiamente en noviembre.
El aeropuerto se levantará en el distrito de Chinchero, a 3 mil 780 metros sobre el nivel del mar, en el Valle del río Urubamba, conocido como el Valle Sagrado de los Incas.
El proyecto ha recibido críticas por el impacto que puede tener sobre las comunidades campesinas y sobre todo por lo que pueda ocurrir en Machu Picchu, Patrimonio de la Humanidad desde 1983.
"Construir un aeropuerto en el entorno del Valle Sagrado tendrá efectos irreparables por el ruido, el aumento del tráfico y la urbanización descontrolada", advirtió en agosto la historiadora Natalia Majluf.
Las autoridades del Cusco defienden el proyecto, alegando que beneficiará el turismo, principal ingreso de la región.
El presidente peruano, Martín Vizcarra, también ha prometido que "se respetará el legado arqueológico, natural, histórico y cultural del Cusco, así como las fuentes de agua".
En mayo de 2017 Vizcarra renunció a su cargo de ministro de Transportes tras cuestionamientos del Congreso al proyecto de Chinchero.