El director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto, informó que en Santa Lucía, como en gran parte del territorio nacional, hay vestigios arqueológicos, por lo que ya se hicieron recorridos en el terreno que será ocupado por el aeropuerto internacional.

Sin embargo, el antropólogo social por la Escuela Nacional de Antropología e Historia no especificó cuáles fueron los resultados de los recorridos, sólo indicó cuáles serían las acciones en algunos casos.

Hay vestigios en todas partes. Ya fuimos a hacer una serie de recorridos. Nos haremos cargo de hacer las prospecciones y revisiones correspondientes. El hecho de que hay vestigios no quiere decir que no se pueda hacer un proyecto, quiere decir que, en primer lugar, tenemos que hacer el rescate arqueológico necesario. Si los vestigios son bienes muebles, es decir vasijas, objetos de obsidiana o pedernal, vestigios de algunos campamentos que pudieron estar instalados en este lugar, lo que procede es el rescate, recuperación y estudio en laboratorio. Si hay estructuras que por su carácter no sea conveniente removerlas, se ve la manera en que se rescaten in situ, y si supone hacer modificaciones al proyecto, así se hará. Nosotros no estamos peleados con las obras públicas, lo único que pedimos es que se reconozca la importancia de cuidar los vestigios, el patrimonio y la memoria”, señaló.

Prieto habló sobre el terreno del aeropuerto al término de la sesión conmemorativa por los 80 años del INAH en la Cámara de Diputados, donde también comentó que desde el Instituto ya trabajan en un protocolo de rescate o salvamento arqueológico en Santa Lucía y recalcó que nunca han detenido algún proyecto.

“Siempre encontramos la forma de que se preserve el vestigio y el desarrollo pueda tener su curso. En el rescate arqueológico hay dos momentos: el previo, que tiene que ver con definir la presencia o no de vestigios que tengan cierto nivel de concentración para poder definir la viabilidad de las obras (en términos generales), pero la arqueología se funda en la evidencia material, es decir, durante la obra sigue habiendo un acompañamiento arqueológico para que al momento de las excavaciones se pueda recuperar algunos elementos, como aquellos de material óseo o cerámico”, explicó.

Sobre la cultura a la que pudieran pertenecer los vestigios, Diego Prieto prefirió no especificar algún grupo, pero dijo que pudieran ser tlahuicas, mexicas, otomíes o grupos anteriores como los teotihuacanos o tlatilcas.

“También pudiera tratarse de vestigios anteriores a la configuración de pueblos agrícolas. A lo mejor encontramos elementos de grupos seminómadas o nómadas. No puedo decir que vamos sobre un grupo, para eso está la arqueología”, agregó.

Además habló de la importancia de los 80 años del Instituto, pues esta conmemoración es un buen pretexto “para hacer recuentos de las experiencias y de las lecciones que da el pasado. Es fundamental recuperar la memoria y encontrar en el pasado las claves de interpretación de lo que somos y hacia dónde vamos”.

Prieto señaló que el INAH continúa con la responsabilidad desde que inició hace ocho décadas para salvaguardar el patrimonio, aunque admitió que tienen deficiencias, rezagos y fallas, “como en cualquier institución humana”. Indicó que “México enfrenta problemas graves, como la desigualdad social, la inseguridad, la violencia, el crimen y la corrupción, tareas donde el INAH tiene una función importante para reconstituir el tejido social”.

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