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La Selección Mexicana demostró que todavía no está lista para enfrentar potencias, aunque éstas no presenten sus mejores armas.
El Tricolor cayó en su primer compromiso en Argentina: 2-0 ante la Albiceleste, en un encuentro sin sabor en el estadio Mario Alberto Kempes.
Ricardo Ferretti sumó su cuarto descalabro en su segundo interinato en el combinado nacional. Ni los “europeos”, quienes regresarán mañana a su respectivos clubes, tuvieron el mínimo peso esta noche en Córdoba.
En los minutos iniciales, el Tricolor tuvo la oportunidad de marcar primero. Raúl Jiménez estrelló un disparo en el travesaño y Marco Fabián erró un mano a mano ante Agustín Marchesín.
Después de ese par de jugadas, el cotejo se cerró, con pocas posibilidades de peligro para ambos y poco destello.
Miguel Layún estuvo cerca de fusilar al portero del América, pero se achicó ante la barrida de Ramiro Funes Mori.
El primer tanto de Argentina cayó de la manera en la que siempre afecta a la Selección Mexicana: a balón parado. Paulo Dybalamandó un centro alto hasta encontrar la cabeza de Funes Mori, ante un atornillado Guillermo Ochoa, quien ya había salvado en un par de veces al combinado nacional, pero se estancó en su portería y vio el balón llegar a sus redes.
Para el complemento, Ricardo Ferretti cambió el esquema táctico. Con la incorporación de Julio César Domínguez y Gerardo Arteaga modificó a línea de tres centrales y dos carrileros.
La Selección Mexicana logró contener el esférico, pero continuó estéril en el ataque. Raúl Jiménez, Alan Pulido y Ángel Saldívar siguen cortos para ocupar la etiqueta de goleador de Javier Hernández.
El partido entró en un limbo, sin ninguna acción futbolística para atraer la atención de los aficionados. Renzo Saravia mandó un centro raso desde el costado derecho y lo único que encontró fue la pierna de Isaác Brizuela, que mandó el balón al fondo de las redes de Ochoa.