Se viven tiempos inéditos, encerrados en casa y con un tapabocas.
La crisis sanitaria generada por el coronavirus y su impacto económico han venido a trastocar nuestras vidas cotidianas y nuestros bolsillos de manera radical.
Los chicos no van a la escuela, restaurantes, bares, cines y centros comerciales permanecen cerrados, empresas paran actividades y los dueños negocian con sus empleados que trabajen desde casa o que hagan paros temporales con un menor pago o sin sueldo.
En el peor de los casos, muchos se están quedando sin chamba.
Gran cantidad de pequeños y micronegocios, formales e informales, que dan empleo a la mayor parte de los mexicanos, como talleres mecánicos y eléctricos, vulcanizadoras, peluquerías y salones de belleza, tlapalerías y ferreterías, tiendas de ropa y calzado, e incluso changarros callejeros, no tienen clientela: están cerrando y quebrando.
Como dice el dicho: “El horno no está para bollos”.
Frente a esta situación de incertidumbre económica actual, ¿qué se debe hacer?
Lo más importante es contar con liquidez y cuidar las fuentes de ingresos, es decir, el empleo o negocio que provea de recursos constantes para cubrir las necesidades básicas de usted y su familia.
Hable con su jefe o su patrón para que quede claro cuál es su situación laboral y la estrategia que va a seguir la empresa durante la contingencia por el coronavirus.
Si fue precavido y cuenta con un ahorro, éste constituye un importante respaldo. Pero si no cuenta con ello, dentro de lo posible, es muy relevante vaya haciendo un guardadito para hacer frente a cualquier contingencia.
Evitar todos los gastos superfluos es una forma importante de ahorro. Quizás, temporalmente, pueda prescindir de algunos servicios que impliquen alguna renta, como pueden ser el pago de gimnasio, la comida rápida o la televisión de paga, e incluso algunos hábitos, como fumar cigarro o comprar bebidas alcohólicas.
En estos momentos es muy importante llevar una administración ordenada de los ingresos y el destino que se les da. Es probable que, si hace cuentas, se percate de que en algunos casos realiza inconscientemente gastos excesivos, por ejemplo, a la hora de hacer las compras de la despensa.
Haga una lista de lo que realmente necesita y apéguese a ella.
Evite, dentro de lo posible, las compras de pánico, que muchas veces son innecesarias y únicamente le quitan liquidez.Por el contrario, pueden generar un desabasto parcial. Haga las compras adecuadas a las circunstancias, cubriendo los requerimientos de alimento, salud y sanidad, principalmente.
Procure ser puntual con sus compromisos financieros. Haga los pagos de su tarjeta de crédito, auto, hipoteca o renta a tiempo, a fin de no tener afrentar recargos u otros gastos adicionales.
Evite endeudarse, pero si por alguna causa ajena a usted tiene la imperiosa necesidad de pedir prestado, procure obtener créditos blandos, no muy onerosos, quizás en el ámbito familiar.
El crédito bancario puede ser caro, pero las casas de empeño y los agiotistas suelen ser más abusivos.
En todo caso, si no tiene acceso al sistema financiero, considere la posibilidad del Monte de Piedad, que es una institución grande y segura.
Platique con su pareja o con los miembros de su familia sobre todos los problemas económicos que conlleva la actual situación sanitaria por la que atraviesa el país. Siempre es mejor que todos tengamos claro cuál es el terreno que estamos pisando y los cambios que debemos poner en marcha para superar la contingencia.