Inseguridad y altos costos, los grandes retos del transporte: CANACAR

El autotransporte de carga en México atraviesa una etapa de contrastes. De acuerdo con Norberto Cueto, representante de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (CANACAR), aunque se ha registrado una disminución de entre el 20 y el 30 por ciento en los delitos contra el sector, los problemas de inseguridad y los crecientes costos operativos mantienen al gremio en un panorama complejo.

“Es una situación multifactorial. Existen diferencias entre las cifras que reportan las distintas dependencias, pero si tratamos de homologar los datos, podemos hablar de una tendencia moderada a la baja”, explicó Cueto, quien destacó que el trabajo coordinado con la Guardia Nacional y otras instituciones de seguridad ha sido clave para mejorar el panorama, aunque aún falta mucho por hacer.

Además de la inseguridad, el incremento en los costos operativos se ha convertido en otra gran preocupación para el sector.

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El alza constante del diésel, la inflación y la variación del tipo de cambio están generando un entorno incierto que impacta directamente en la competitividad.

“Dependemos mucho de factores externos como el precio del combustible, las tarifas de los seguros o los aranceles. Todo esto nos afecta porque el transporte depende del movimiento económico de otras actividades productivas. Si baja el consumo o la demanda, inevitablemente nos golpea también”, explicó.

Uno de los aspectos más alarmantes, dijo, es el aumento desmedido de las pólizas de seguro, que en algunos casos se han triplicado en los últimos años.

“Hace dos o tres años, asegurar un tractocamión nuevo con cobertura amplia costaba alrededor de 150 mil pesos; hoy esa misma póliza supera los 250 mil pesos.

Esto se traduce en un fuerte golpe para las empresas que buscan mantenerse competitivas”, añadió.

Ante este panorama, Cueto destacó que CANACAR trabaja en estrategias para fortalecer la competitividad del sector mediante la optimización de recursos y la búsqueda de alternativas energéticas más sostenibles, como los combustibles limpios y la electromovilidad.

“El objetivo es claro: seguir avanzando hacia un transporte más seguro, más eficiente y más amigable con el medio ambiente. Pero para lograrlo necesitamos estabilidad, inversión y una visión integral que involucre a todos los niveles de gobierno”, concluyó.

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