En 2016, Alejandro Fernández fue sometido a una cirugía luego de que “Kush”, uno de sus perros, le mordiera la pantorrilla izquierda. Situación que se fue agravando debido a que la lesión comenzó a convertirse en gangrena.

En un comunicado, la agencia del intérprete difundió imágenes de la herida, la cual alcanzó seis centímetros de profundidad, por lo que tuvo que ser intervenido de urgencia.

Star Production detalló que el cantante acudió a una clínica local para valoración. De ahí fue trasladado a Guadalajara donde se le diagnosticó gangrena gaseosa y se le sometió de manera inmediata a cirugía, pues existía el riesgo de que se convirtiera en septicemia irrigación infecciosa en la sangre.

De acuerdo con la dermatóloga Jatziri Chávez Bernal, especialista de Doctoralia México, esta infección, considerada potencialmente mortal, es causada por un conjunto de bacterias llamadas clostridium. Siendo la más frecuente la clostridium perfringen, la cual representa más del 60% de las infecciones.

Explica que “en la gangrena gaseosa la piel se empieza a poner pálida durante las primeras seis horas, posteriormente se inflama y puede tornarse de color verde o negro. Debido a su gravedad, esta enfermedad es considerada como una urgencia médica, ya que sin tratamiento adecuado “puede ocasionar la muerte en menos de 48 horas”.

La agencia informó que tras la intervención, a “El Potrillo” se le realizaron exámenes posteriores que demostraron una evaluación satisfactoria en la zona afectada.

“Tras este triste episodio me he puesto a reflexionar mucho, me di cuenta de que la vida es muy frágil y en cualquier minuto se puede desvanecer”, añadió, y agradeció “a la vida por permitirme estar un día más con mi familia y por supuesto estoy feliz de tener a mi público querido”.

Por su parte, Fernández dijo estar consciente de que la reacción de “Kush” a la mordida fue un accidente desatado por un juego. “Amo a mis perros y lo que más quiero es darles lo mejor”, confesó.

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