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Bogotá.— La alfombra roja es glamorosa. Hay luces, bailes y un ejército de “asaltantes” con máscara de Dalí resguardan la fachada del Teatro Colón de Bogotá.
En medio de ese espectáculo, el actor Pedro Alonso trata de explicar la razón por la que su personaje, Berlín, revive en la tercera temporada de La casa de papel. “Lo discutí mucho con el creador de la serie, Alex Pina, porque él quería una cosa y yo otra...”, dice.
Pero algo lo distrae: unos gritos agudos. “¡Berlín, Berlín, firma por favor”. Alonso busca y detrás de la valla encuentra al fan que le grita: un niño de seis años que viajó con su familia desde Brasil hasta Colombia para conocerlo.
En su póster ya tiene las firmas de otros personajes: El Profesor, Helsinki y Nairobi, que también acudieron a la premier en Colombia. Pero él quiere la de Berlín. El actor pide el póster para firmarlo. Tarda hasta un minuto porque le pone una dedicatoria larga: “Un abrazo, hermano. Por ti, Berlín ha vuelto”. El niño abraza a su madre y le agradece por haberlo traído. Todavía voltea hacia la alfombra con una sonrisa y grita: “Gracias Berlín”.
Alonso sabe que esa sonrisa es argumento suficiente para explicar por qué aceptó que su personaje reapareciera en la tercera temporada. Aún más: “Les aseguro que estará en la cuarta”.
Hamlet y Berlín. Revivir o no revivir, ese era el dilema de Berlín. Y por ende, de Pedro Alonso, el actor que lo interpreta en La casa de papel.
Cual Hamlet en la era del streaming, Alonso lo pensó mucho. “Nadie quería que yo reviviera. Ni yo ni mis compañeros”, bromea el español. Berlín, ya se sabe, muere al final de la segunda temporada. Se sacrifica para que la banda de asaltantes a la que pertenece huya con mil millones de euros de La Real Casa de Moneda de España.
Así que si bien no cargaba en la mano una calavera, Alonso sí tenía en la pantalla de Netflix el cadáver de su personaje.
“¿Que es más elevado para el espíritu? Morir..., dormir”, se pregunta Hamlet.
Para el actor español el dilema era similar: ¿Qué es más elevado para mi carrera? ¿Regresar en la tercera temporada o dejarlo en el recuerdo del televidente? Hay dos respuestas para el dilema.
La pedrada. Pedro Alonso retoma el hilo de la discusión que tuvo con Alex Pina para traer a Berlín a la tercera temporada, que ya se puede ver en Netflix.
“No pensamos que el fenómeno de la serie fuera tan global. Habíamos hecho La casa de papel para un mercado de cuatro millones de televidentes y ahora mira lo que tenemos”.
Al explicar por qué el público ha desarrollado empatía con los criminales, el actor encuentra también respuestas a su dilema: “La serie tiene un corazón latinoamericano. Está hecha a la americana pero con sangre caliente. Por eso tiene este ingrediente de darle una pedrada al sistema financiero que tanto nos ha madreado”.
Continuar con esa expresión de rebeldía es lo que hará Berlín: “Si en la primera temporada mostraba la cara visible de la luna, ahora muestra el lado oculto, no necesariamente sombrío”.
Estreno. La tercera temporada tuvo premiere en Bogotá. Foto: JULIO QUIJANO. EL UNIVERSAL
La honestidad. Pedro Alonso piensa largo. No se quiere equivocar y repite la pregunta: “¿Cuánto dinero hace falta para ser feliz?” Se le ilumina el rostro cuando halla la respuesta: “Lo que te puedo decir es que todo aquello que realmente nutre al corazón es invisible”.
Así que no, Berlín no revivió por dinero. ¿Ni por mil millones de euros? “Ni por todo el dinero del mundo. Es verdad que si tienes tranquilo el corazón y además puedes comer mucho mejor. Pero lo valioso es invisible, no se compra con dinero”.
Tampoco, dice el actor, lo ha hecho por fama. “A esa pata de la mesa la miro con distancia. No es lo fundamental de mi trabajo ni la razón por la que me dedico a esto. Procuro tratar con humanidad y atención a todos los que me hablan”.
Quien lo dude, puede volver al comienzo de esta nota y recordar la sonrisa del niño brasileño.