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BUENOS AIRES.— Un senador argentino, un juez federal y un banquero. Los tres están sumidos en el exceso de una fiesta improvisada en la que hay alcohol y drogas, también prostitutas.
Es 1996. Un hombre de rasgos toscos, llamado Tucumano Cortez, las ha traído, es un proxeneta que suele hacerles todo tipo de trabajos sucios: un desalmado, un paria, ese al que los hombres de esta orgía culpan por los males en la sociedad.
Algo sale mal. La fiesta termina cuando una de las prostitutas travestis sufre un infarto y muere. Lo peor: alguien ha grabado toda la escena en un VHS que se encuentra detrás de un falso espejo. Tucumano y sus hombres deben hallar el video, Tucumano y sus hombres deben borrar las pruebas. Tucumano y sus hombres tienen una misión: nadie debe saber que los que dan la cara en la televisión, esos políticos y empresarios que prometen, son la base de la podredumbre.
La historia de Entre hombres, la miniserie que alista HBO en Argentina y se prevé estrene en 2020, se aleja de la guerra fría de Chernobyl y la fantasía de dragones y mundos oníricos de Game of thrones. Habla de una realidad más próxima a Latinoamérica, la vivida a finales de los 90, aunque también en la actualidad. “No veo que hayamos evolucionado mucho como sociedad”, opina el escritor y guionista de la miniserie, Germán Maggiori.
“El mundo ha cambiado en lo tecnológico, básicamente la policía detiene a gente por Facebook, antes era un mundo más de campo, el mundo analógico, pero en cuanto a lo que es la criminalidad o la violencia que existe, seguimos más o menos en los mismos términos”.
Al borde del estallido
Entre hombres fue, antes que un proyecto de HBO, un libro. No cualquier libro, uno que se anticipaba al futuro.
Fue presentado por Maggiori en México en mayo de 2001, cuando obtuvo el premio internacional de novela La Resistencia. Lo recibió en el Palacio de Bellas Artes de la mano de un jurado compuesto por cinco miembros, entre los que estaban los escritores Juan Villoro, Alberto Fuguet y Rodrigo Rey Rosa.
Villoro relacionó el trabajo de Maggiori con el de su compatriota Roberto Arlt: relatos de desigualdad, de los que pocos quieren saber. Maggiori era como un guía de 30 años que, con la palabra subordinada a la narrativa, mostraba esos recovecos de marginalidad que podrían estallar. Y así sucedió, la novela se exhibió en las librerías argentinas en agosto de 2001, bajo el sello Alfaguara, a un mes de los atentados de las torres gemelas en Nueva York, y a cuatro de la crisis del país sudamericano. El cacerolazo que dejó a miles de argentinos en la precariedad, que derivó en un estallido social, que implicó la dimisión del expresidente Fernando de la Rúa.
Políticos exhibidos por sus malas decisiones, bancos colapsados. Gente traicionada. Enojada. Es como si Maggiori hubiese predicho lo que vendría, aunque ya existía, su novela está basada en sus andanzas, personajes reales que circundaban libremente en la impunidad.
“La sociedad que no estaba dispuesta a convivir con textos que estaban mostrando lo ellos vivían en ese momento —reflexiona el escritor— así que la distancia le hizo bien, la segunda lectura le hizo sobrevivir. Necesitaba esa distancia para que funcionara”.
Maggiori se refiere a la reedición de su novela que se hizo en 2013, cuando en algunos círculos literarios y periodísticos ya la consideraban a esos pocos ejemplares sobrevivientes como “de culto”. Esto derivó en el acercamiento con HBO Latinoamérica dos años después, luego en un contrato formal para 2017. En el rodaje de cuatro episodios que se realiza actualmente en la periferia de Buenos Aires.
El mal cambia los colores
La ventaja de vivir la corrupción a finales de los 90 es que los videos no se viralizaban tan rápidamente. Hay tiempo y distractores para tapar huecos, así que bastará con presionar un poco y hacer que los otros, los desalmados de a pie, hagan el trabajo sucio.
El Tucumano Cortez está listo, es interpretado por el veterano actor argentino Claudio Rissi, a quien le cuesta describir el mirar del hombre que interpreta.
“Este tipo está transpirado, es una bolsa de mierda, suelo disfrutar eso porque con los malos saco filtros: hago lo que no en sociedad, sólo que éste es terrible”, se confiesa.
“Me ha llevado a las peores mierdas que pueden existir en mi imaginación. Habla otro lenguaje, otra visión, me estoy dando cuenta de que hasta cuando miro, hay otros colores, me estoy dando cuenta... ¡qué loco!”
Gabriel Puma Goity (derecha) es un agente de la llamada “maldita policía”.
Esos colores deben se rojos. El Tucumano se prestará a descuartizar a alguien, a matar sin compasión, a lanzar un cuerpo a los cerdos.
“Sé que existen estos personajes en la vida real, lo que pasa es que uno los niega, cuesta pensar que alguien pueda llegar a semejante atropello como el descuartizamiento, la frialdad para ejecutar una misión como esa sin un tipo freno. No hay filtro. No importa. Las personas no importan”, se lamenta.
Lo importante de la miniserie, considera Rissi, es que el Tucumano no es, como se les retrata en otras producciones, el malo de una historia de blancos y negros. Entre hombres busca exhibir la descomposición social de arriba hacia abajo, sin dejar duda de que los malos de la historia no son sólo los exhibidos.
“En realidad la gente que pertenece al establishment no se ensucia, pero hay todo un puente ahí entre un submundo y ese establishment. La tarea sucia se realiza en el submundo, pero muchas son órdenes de personas de arriba que usan a todos como proveedores de lo que sea”, critica Rissi.
El escritor de la historia lo secunda. Germán ve que los malos tradicionales son apenas una parte de la descomposición social, la gente sabe que hay hilos que provocan a otros, que los alimentan, los recompensan y los castigan.
“No creo que la gente quiere reivindicar la monstruosidad sino que también ha habido un cambio en general de la sociedad con respecto a la imagen del héroe. Ahí está el Guasón, la figura del villano ha cobrado relevancia porque las sociedades ya saben que el héroe gana las batallas, pero las guerras las terminan los villanos”, dice Maggiori.
La “maldita policía”
¿Es posible encontrar la diferencia entre criminales y policías? En la novela de Maggiori no, en parte porque refleja un periodo que los argentinos definen como el de la “maldita policía”. Hay un hombre que la representa, el sarmiento Garmendia, es interpretado por otro histrión reconocido en el país sudamericano, Gabriel Puma Goity,
“Uno como actor trata de buscar el lugar ‘querible’ del personaje: acá no hay parte tierna. Es un desafío maravilloso porque es un depredador, un velocirraptor, todos lo son. Es como un animal que no distingue entre bueno o malo. Como un lagarto: si sos su comida, te va a matar. Te va a despedazar”.
Personajes como el suyo, considera, atraen por una curiosidad oscura. Éste fue un torturador del Pozo de Banfield, un lugar que funcionó como centro clandestino de detención en los 70, en plena dictadura de Jorge Rafael Videla.
“El submundo es oscuro, es un color que siempre genera intriga porque uno apuesta aparentemente es algo que está lejos, pero lo tenemos cerca más de lo que creemos y reconocemos. Vivimos con estas personas, compartimos con ellos , están presentes y no lo sabemos”.
En eso coincide Roberto Ríos, vicepresidente corporativo de producciones originales de HBO Latinoamérica, la intriga por esta crisis moral fue lo que motivó a elegir el proyecto de entre 300.
“Es una novela bastante impactante. Y nos gusta explorar, eso está en el ADN de HBO, el aspecto genuino. Es una historia bien contada de una crisis económica, social y moral de finales de milenio”, detalla en entrevista telefónica.
Podredumbre exhibida. La intriga de si el video o no será mostrado es importante en esta ficción, pero el creador de esta novela y guionista de la miniserie ve a casi 20 años un mundo convulso en el que la gente está cansada del status quo.
“Hay una ruptura. Estamos enfrentando un escenario de lo más sombrío, el escenario global va cambiando para mal, están socavando la figura del héroe muy fuerte: Putin, Trump, Bolsonaro. Los líderes mundiales se transforman en villanos de caricatura, es muy preocupante”, lamenta Maggiori.
A México, que recibió tan bien su texto en 2001, lo ve convulso. Es un país en el que la ficción, incluso la suya, ha sido rebasada. “Si vamos a hacer comparaciones quizás esto no impacte allá porque es una sociedad que, lamentablemente, se ha acostumbrado a que grupos organizados maten y exhiban cuerpos para mandar mensajes, lamenta”.
Desde Buenos Aires, Andrés Manuel López Obrador es visto como un impulsor de cambios que todavía parecen insostenibles. “No es fácil desarticular una estructura tan poderosa que se ha construido por decenios, más allá de la administración de AMLO, que puede ser bienintencionada, no debe ser fácil lidiar con este contexto”.