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Enclavado al norte del Centro Histórico, el Barrio de Tlaxcala es la cuna de San Luis Potosí.
Nació en 1592 como la Villa de Tlaxcalilla, fundada por familias tlaxcaltecas y guachichiles que se asentaron en una zona estratégica por su acceso al agua, a diferencia de las áridas zonas mineras.
Su corazón es la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, construida por franciscanos hacia 1605. Este templo resguarda piezas de arte sacro y conserva estructuras originales como el claustro y la arcada, que han sobrevivido al paso de más de cuatro siglos.
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Caminar por este Barrio es recorrer calles empedradas bordeadas de casas de adobe y cantera, decoradas con murales que narran la historia del barrio.

La plaza central es punto de encuentro de vecinos y visitantes, y escenario de fiestas tradicionales como la del 15 de agosto, en honor a la Virgen de la Asunción, cuando danzas, música y castillos de pólvora llenan de vida el lugar.
Otra cita imperdible es el Calvario de Semana Santa, una de las más solemnes e importantes del mundo, solo detrás de la de Sevilla, que atrae a miles de visitantes y fieles cada año.

Las cenadurias y tianguis del barrio son otros atractivos de la vida cotidiana de la zona.
Así mismo el Barrio de Tlaxcala cuenta con espacios culturales y gastronómicos como la casa del barrio que ofrece talleres de pintura, música, dibujo y diversas actividades.
También se encuentra la Casa Doña María conocida como la primera fábrica de mole que lleva el mismo nombre.

Cabe destacar que el Barrio fue elevado recientemente a la categoría de Barrio Mágico, y ha sido reconocido a nivel nacional por su valor patrimonial y por las obras de rehabilitación que han devuelto el esplendor a sus calles, fachadas y espacios históricos.
Durante el Tianguis Turístico 2025, su riqueza cultural y religiosa fue presentada como una de las joyas de San Luis Potosí.
Hoy, Tlaxcala combina el pasado y el presente: conserva su alma colonial mientras integra expresiones artísticas contemporáneas y espacios turísticos renovados.
Es un barrio que invita a perderse sin prisa, a descubrir sus rincones fotogénicos y a sentir la historia en cada piedra.








