El 18 de febrero de 2024, se aprobó unánimemente declarar a El Saucito como el octavo barrio tradicional de la ciudad, cerrando así años de gestiones vecinales para obtener este estatus formal.
Desde 1997, según registros del Ayuntamiento, ya se contemplaba otorgarle esta denominación, aunque nunca se formalizó y consolidó la propuesta.
El culto al Señor del Saucito tiene raíces profundas. Desde aproximadamente 1820 ya que se edificó una pequeña ermita que dio origen a devociones populares fuertes, hoy preservadas en la Parroquia del Saucito.
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El Cementerio Municipal del Saucito, figura como uno de los recintos funerarios más representativos y antiguos de la ciudad; con tumbas en cantera y mármol, es parte del patrimonio protegido del barrio.
La oferta gastronómica de El Saucito es distintiva: las tostadas borrachas, las gorditas de horno y el tepache tradicional, destacan como delicias con raíces profundas en la identidad local, buscadas por vecinos y visitantes por igual.
Así mismo el barrio late con vida propia. Danza tradicional, festividades patronales y expresiones comunitarias intensas realzan el sentido de pertenencia y arraigo.
Con su declaratoria como último barrio creado, El Saucito resalta por ser zona de tradición viva, resistencia cultural y orgullo colectivo.
Este estatus le otorga visibilidad, recursos de preservación y un sello distintivo dentro del mapa urbano potosino.