En la esquina de Fausto Nieto y Mariano Hidalgo, en el tradicional barrio de Santiago, se alza una vivienda que, aunque hoy luce una fachada modesta y discreta, guarda entre sus paredes la historia de una dinastía que revolucionó el deporte mexicano: la familia Rodríguez, mejor conocidos como la dinastía de los Máscaras.
Aquí nacieron Mil Máscaras, Dos Caras y Psicodélico, tres hermanos que no sólo conquistaron los cuadriláteros nacionales, sino que llevaron la lucha libre mexicana a escenarios internacionales, como Japón y Estados Unidos.
Actualmente, el inmueble alberga un consultorio dental, pero para quienes conocen la historia, esa casa representa un templo de la lucha libre potosina. Un lugar donde comenzó la leyenda de una de las familias más influyentes del pancracio nacional.
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Fundado en 1592 por los guachichiles, el barrio de Santiago es uno de los más antiguos y emblemáticos de San Luis Potosí. Con sus calles históricas, su plaza central, la parroquia de Santiago Apóstol y una comunidad orgullosa de sus tradiciones, es también testigo del surgimiento de personajes que han dado identidad y orgullo a esta ciudad.
El barrio no sólo es conocido por su riqueza cultural y su fiesta patronal, sino porque, en una de sus casas, se forjaron tres íconos que representarían a México en el mundo entero sobre el cuadrilátero.
Desde los años 60, los hermanos Rodríguez convirtieron su pasión en un legado familiar. Encabezados por Mil Máscaras, Aarón Rodríguez, un pionero en el uso de técnicas aéreas y uno de los primeros luchadores mexicanos en conquistar Estados Unidos y Japón, esta familia cambió para siempre la forma en que el mundo veía la lucha libre mexicana.
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Es importante mencionar que Mil Máscaras fue el primer luchador mexicano en ser incluído al Salón de la Fama de la WWE. Su imagen enmascarada se volvió símbolo de la lucha nacional y su influencia trascendió incluso al cine y al arte.
A su lado estuvo Dos Caras, José Luis Rodríguez, campeón en múltiples categorías y padre del también legendario Dos Caras Jr., conocido internacionalmente como Alberto del Río, actual participante de La Granja VIP.
Completa la tríada el enigmático Psicodélico, quien aunque no alcanzó la fama mediática de sus hermanos, fue pieza clave en consolidar el legado de la familia en generaciones posteriores, al formar nuevos talentos como Psicodélico Jr. y El Hijo del Psicodélico.
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El linaje de los Máscaras no se detuvo en los años “dorados” de la lucha libre. Las nuevas generaciones, como Dos Caras Jr. y El Hijo de Dos Caras, mantienen viva la llama familiar. Con apariciones destacadas en la AAA, el CMLL, la WWE y la IWRG, han demostrado que la lucha libre no sólo se hereda, también se transforma.
A pesar de que algunos luchadores potosinos contemporáneos han señalado que la dinastía construyó su carrera lejos de casa, la verdad es que todo comenzó en ese hogar del Barrio de Santiago.
Esa casa fue el punto de partida de un linaje que llenó arenas, exportó identidad y puso el nombre de México en lo más alto del mundo de la lucha libre.