La Joya Honda es un impresionante cráter volcánico del tipo maar ubicado en el municipio de Soledad de Graciano Sánchez, a sólo 40 minutos de la capital de San Luis Potosí.
Un maar se forma por explosiones freático-magmáticas, es decir, cuando el magma en ascenso entra en contacto con agua subterránea, generando violentas explosiones. A diferencia de otros volcanes, los maares no tienen conos elevados, sino cráteres amplios y poco profundos.
Lo que distingue a La Joya Honda es que se trata de un maar seco, pues no contiene agua en su interior y su formación revela información clave sobre la actividad volcánica del centro de México.
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Este cráter se formó hace aproximadamente un millón de años a partir de un proceso de freatomagmatismo. Cuando el magma entró en contacto con un acuífero profundo, el agua se transformó instantáneamente en vapor, expandiéndose miles de veces y provocando una serie de explosiones súbitas. Estas detonaciones excavaron un cráter de 800 metros de diámetro y hasta 300 metros de profundidad.
Durante la erupción, se generó una columna eruptiva de hasta 10 kilómetros de altura. Al colapsar, esta columna originó flujos piroclásticos de alta velocidad que cubrieron las pendientes del cráter con depósitos volcánicos ricos en cenizas, bloques y material fragmentado.
La Joya Honda ofrece una ventana única para estudiar las fases eruptivas de un maar. Sus depósitos revelan cinco etapas eruptivas diferentes, con características que van desde flujos piroclásticos densos hasta estructuras sedimentarias como rizadas, dunas y la pilis acreciones, formadas por la acumulación de minerales en condiciones de humedad extrema. La presencia de estratos plegados y fallas geológicas cuenta además la historia tectónica del centro de México.
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Estos registros son una herramienta fundamental para los vulcanólogos y sedimentólogos interesados en entender la dinámica de erupciones explosivas en terrenos calcáreos.
El cráter expone en sus paredes enormes volúmenes de rocas calizas marinas del Cretácico, ricas en fósiles. Estas formaciones, depositadas hace entre 80 y 100 millones de años, son testimonio de un antiguo maar que cubría la región central de México.
Posteriormente, estas rocas fueron plegadas, fracturadas y elevadas por la actividad tectónica, el proceso de formación de montañas provocado por el empuje de placas tectónicas.
La presencia de estas calizas fue clave para la formación del maar, ya que su estructura porosa permitió el almacenamiento de agua subterránea, indispensable para el freatomagmatismo.
La Joya Honda es uno de los pocos maares bien preservados en México y representa un laboratorio natural de volcanología y sedimentología. Su estudio ha revelado detalles sobre:
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Además, el análisis de sus depósitos ha permitido distinguir entre fases netamente magmáticas y freatomagmáticas, una diferencia clave para clasificar correctamente este tipo de volcanismo.
Más allá de su atractivo turístico, La Joya Honda es un patrimonio geológico invaluable. Ofrece oportunidades únicas para la investigación científica, la educación ambiental y el desarrollo del geoturismo.
Instituciones como la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y el Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica han desarrollado un georrecorrido virtual que permite explorar el cráter, conocer sus capas, su evolución y su impacto ambiental.
Su conservación permite no sólo proteger su biodiversidad y valor cultural, sino también seguir descubriendo los secretos del pasado geológico de México.