En el camposanto antiguo del Panteón del Saucito, en San Luis Potosí, llama la atención entre las lápidas la tumba del general Silverio Ramírez, ubicada a un costado del corredor principal.
Su sepulcro, de piedra sobria y marcada por el paso del tiempo, es escenario de una tradición que mezcla historia, mito y esperanza romántica.
Quienes frecuentan este cementerio aseguran que, durante noches de luna, se acercan parejas con el deseo de que el amor prospere entre ellos y le susurran plegarias o incluso promesas al espíritu del militar.
Lee también: Tumbas históricas de SLP: La tumba de Juan del Jarro en el Panteón del Saucito
Una versión popular señala que la petición se hace con cierta audacia: gritándole para que la fuerza del general intervenga, y si la petición se cumple, la costumbre dicta que se debe dejar un ramo de flores como ofrenda para Manuela Adame, quien fue su esposa.
Para muchos visitantes, esa mezcla de relato romántico y memoria histórica convierte la tumba del general en un punto imperdible para quienes recorren el Saucito cada Día de Muertos.
Silverio Ramírez fue un militar que participó en la convulsa época de la Guerra de Reforma, alineado con el bando conservador. Su muerte data de mayo de 1896, y desde entonces su figura ha quedado inmersa en la memoria local como un personaje de carácter fuerte, que según la leyenda sólo cedió ante el afecto de su esposa, Manuela Adame.
Aunque sus hazañas militares no figuran entre las más difundidas de la historia potosina, la tumba del general ha adquirido notoriedad por el aura mística que la rodea.
Se ha convertido en foco de narraciones populares donde confluyen el romanticismo, el respeto por el pasado y la fe en los recuerdos persistentes.
Así, entre susurros nocturnos y el roce de flores, la tumba del general Silverio Ramírez sigue siendo un puente entre lo histórico y lo legendario, invitando a quienes la visitan no sólo a contemplar una sepultura, sino a compartir un pedazo del alma romántica de San Luis Potosí.