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“¡Ya mamaste, ya mamaste!, te vamos a quitar el coche” fue una de las frases que escuchó Enrique M., previo a ser derribado a golpes por al menos tres inspectores de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) de Gobierno del Estado, contra quienes presentó denuncia ante la Fiscalía General del Estado.
La víctima señaló que después de almorzar en Avenida de los Pinos junto con su esposa e hijo de casi dos años, se dirigía hacia su vivienda al oriente de la ciudad.
“Íbamos circulando por carriles centrales hacia seminario y nos percatamos que mi niño, que ya tiene varios días enfermo, empezó a vomitar y se estaba ahogando”.
Refirió que al notar esto, descendió hacia la lateral a detenerse metros antes del Hotel Real de Minas.
“Entonces mi esposa se baja del carro y se va con mi niño a auxiliarlo. Entonces le dije, ya no te vengas quédate allí, velo monitoreando allá atrás”.
Apuntó que cambio el destino de su viaje rumbo al Hospital de Soledad en donde pretendían que le brindaran atención al menor.
“Entonces paso en frente de la Central Camionera y me percato, pasándola, que viene un carro blanco atrás de mí, entonces lo que hago es hacerme a un lado para dejarlo pasar, pero cuando yo me hacía a un lado, él también se hacía a un lado”.
Dijo que a través de retrovisor izquierdo notó que un vehículo modelo Sentra “se me empareja y me empieza a cerrar el paso y el copiloto me empieza a hacer señas para que me orillara”.
Reconoció que ante la falta de rótulos empezó a elevar la velocidad y tomó el puente de Colorines para llegar al distribuidor, “en eso el Sentra que viene detrás de mí se me empareja y me cierra totalmente el paso (...) para proteger a mi esposa y mi hijo, me bajo yo del carro”.
Indicó que de los conductores que le perseguían uno le gritó: “por qué no te quieres parar pinche Uber, ya andas de hambreado”.
Enrique M. indicó que él negó ser Uber e incluso explicó que viajaba con su hijo enfermo y su esposa rumbo al hospital, “entonces se bajan los del otro Sentra y me dicen no, ¡ya mamaste, ya mamaste!, te vamos a quitar el coche”.
Esta fue la última frase completa que escuchó antes ser empujado y sentir un golpe en la nuca, “mi reacción sí fue defenderme porque yo no sabía qué. Entonces me empiezan a golpear, me agarra uno del cuello, me tira del cuello...y una persona que alcancé a escuchar, el subdirector operativo de ellos fue el que me agarra a patadas en la cara junto con otro que traía un chaleco azul (...), me dejan todo golpeado allí y todavía se burlan y me dicen: no te vamos a soltar hasta que no venga la patrulla, ya mamaste, te vamos a quitar el carro”.
No sólo él fue víctima de agresiones, también su esposa recibió empujones y agresiones verbales por parte de los funcionarios públicos.
Enrique M. lamentó que los conductores privados ya no puedan viajar con personas atrás, sin que se piense que son Uber, “yo lo que pido es que se les castigue como es”, solicitó.
Evidenció que la falta de certeza sobre el operativo es lo que genera desconfianza pues pese a que el operativo es acompañado de patrullas de la Policía Estatal éstas no son las que marcan el alto.
“Si yo hubiera visto que una patrulla de la Estatal me marca el alto, con mucho gusto me detengo, pero me paran dos vehículos que yo no sé quiénes son, yo no sé si van a hacer otra cosa”.
Dijo que está en todo su derecho de transportar a personas en los asientos de pasajeros, y este tipo de incidentes no es la primera vez que ocurren, sin embargo, esta vez concluyó en una agresión.
“Ahora ya no puedes andar en tu carro porque te van a parar (...) yo sé que están haciendo su trabajo y los respeto pero (...) no andan identificados ni nada (...) no se detuvieron, aunque venía con mi esposa y mi hijo enfermo...¡no se vale!”, concluyó.
apl