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La mortal tormenta Florence anegó Carolina del Norte con nuevas lluvias torrenciales el domingo, dejando aislada a la ciudad de Wilmington, dañando decenas de miles de casas y amenazando con un empeoramiento de las inundaciones a medida que los ríos crecen hasta desbordar.
El saldo de muertos de Florence ascendió al menos hasta 14 luego de que la tormenta alcanzara el estado norteamericano con fuerza de huracán el viernes, causando precipitaciones récord.
Se había debilitado a categoría de depresión tropical para el domingo pero los pronósticos apuntaban a lluvias adicionales de entre 13 centímetros y 25 centímetros en Carolina del Norte, llevando la precipitación total en algunas áreas costeras a más de 76 centímetros, según el Centro Nacional de Huracanes.
"La tormenta nunca fue tan peligrosa como ahora", dijo en Twitter la oficina de manejo de emergencias de Carolina del Norte, citando al gobernador Roy Cooper. "Muchos ríos siguen subiendo y no se prevé que toquen su altura máxima hasta hoy más tarde o mañana".
Más de 900 personas fueron rescatadas de la crecida de las aguas de la inundación y 15 mil seguían en refugios en el estado, dijo Cooper el domingo en conferencia de prensa.
Al menos 10 personas han muerto hasta ahora en la tormenta en Carolina del Norte, incluyendo una madre y su hijo que fallecieron cuando cayó un árbol, dijeron funcionarios estatales. Cuatro murieron en Carolina del Sur, incluyendo otra mujer cuyo auto fue golpeado por un árbol que cayó.
Las personas que evacuaron estaban ansiosas por regresar a casa pero las autoridades las instaron a mantenerse alejadas.
"Nuestros caminos están inundados, no hay acceso a Wilmington", dijo el presidente de la Comisión del Condado de New Hanover, Woody White, en conferencia de prensa. "Queremos que estén en sus casas pero no pueden venir todavía".
Nuevas evacuaciones fueron ordenadas más hacia el interior mientras los ríos desbordaban sus cauces.
En Fayetteville, una ciudad de Carolina del Norte de 210.000 habitantes a unos 145 kilómetros del océano, las autoridades pidieron a miles de residentes de Cabo de Miedo y Little River abandonar sus hogares para la tarde del domingo debido al riesgo de inundaciones.
"Lo peor aún está por venir", dijo el alcalde Mitch Colvin en una conferencia de prensa el sábado.
El director de Emergencias de Carolina del Norte, Michael Sprayberry, dijo que era demasiado pronto para estimar cuántas personas en el estado quedarían sin vivienda por la tormenta.
"En este momento estamos pensando que habrá decenas de miles de hogares dañados", sostuvo.
Unas 756 mil viviendas y tiendas estaban sin energía en las dos Carolinas y los estados contiguos, un descenso desde un máximo de casi 1 millón.
La Casa Blanca dijo que el presidente Donald Trump aprobó disponer de fondos federales para algunos de los condados afectados.
Trump planea visitar la región esta semana y envió, a través de su cuenta de Twitter, un mensaje de solidaridad con las víctimas de la tormenta.