Las mafias que trafican con migrantes utilizan a España como plataforma para el traslado de indocumentados hacia otros países de Europa, lo que representa un nuevo y preocupante desafío para las autoridades ibéricas. El desmantelamiento policial de una red delictiva que a través de España transportaba hasta Francia a migrantes africanos, puso en evidencia que el país ibérico se ha convertido en territorio de tránsito de los coyotes que operan en esta zona del planeta.

La organización desactivada introducía a los migrantes por el sur de España en pateras (embarcaciones pequeñas), para llevarlos luego en trenes o camiones hasta Francia, a través de rutas que variaban constantemente para burlar los controles policiales.

Las siete personas, en su mayoría subsaharianas, detenidas en el País Vasco y Madrid que estarían implicadas en el tráfico ilegal de centenares de personas, dirigían a los migrantes desde las costas de Andalucía hasta ciudades del norte de España, como San Sebastián y Bilbao.

Los indocumentados llegaban a España desde África cruzando el Estrecho de Gibraltar y, tras ser acogidos en centros asistenciales, eran contactados por miembros del grupo delictivo, quienes les facilitaban la travesía desde los lugares donde se encontraban hasta las provincias vascas de Vizcaya y Guipúzcoa, al norte de España, para desde allí ser trasladados a la vecina Francia.

Una vez que los migrantes arribaban en camiones de línea a San Sebastián y Bilbao eran recibidos por los traficantes que los guiaban de manera encubierta, extremando las medidas de seguridad, a otros andenes de la estación de autobuses para que partieran a su destino final en el país galo. La ausencia de controles fronterizos entre Francia y España por la pertenencia de ambos países al espacio Shengen de seguridad europea, facilitaba el trabajo de las mafias.

“Otras veces, y dependiendo del medio de transporte a utilizar, las víctimas pasaban los días hacinados en un piso [departamento] gestionado por la organización hasta que pudieran salir del país”, indica el Ministerio del Interior.

Además de trenes y autobuses, los miembros de la organización disponían de un taxi, gestionado por un ciudadano de origen español, con capacidad para transportar hasta cinco migrantes y que cobraba unos 170 dólares por pasajero.

“La organización delictiva contaba con una fuerte infraestructura en Europa [España y Francia] y en los países africanos, donde cada miembro desempeñaba funciones específicas, y estarían implicados en el trafico de casi 300 personas que habrían llegado a las costas españolas en patera para su traslado final hasta Francia.

“Se han localizado a ocho migrantes en dos pisos de Guipúzcoa que esperaban hacinados su traslado final hasta el país galo”, señala la dependencia gubernamental sobre el reciente operativo en el que participaron conjuntamente la policía española y europea (Europol).

Los coyotes captaban a potenciales víctimas en los estratos sociales y económicos más bajos de países africanos como Guinea, Costa de Marfil, Mali o Senegal, prometiéndoles el traslado con destino final en Francia.

“Una vez reclutadas, y tras el correspondiente pago a la organización, se encargaban de su traslado por diferentes rutas del continente africano hasta su llegada a España. Para ello les facilitaban la documentación necesaria, habitualmente falsa aunque en ocasiones se ha detectado que usurpaban la identidad de otros extranjeros mediante el uso fraudulento de su documentación”, agrega la dependencia policial.

Las llegadas a España de migrantes irregulares, provenientes sobre todo del África subsahariana, se multiplicaron en las últimas semanas luego de que Italia decidiera cerrar sus puertos a los barcos que auxilian a los indocumentados que naufragan en el Mediterráneo.

La crisis humanitaria obligó a Madrid a pedir ayuda urgente a la Unión Europea (UE), para encarar el fenómeno que está desbordando los operativos de acogida implementados por el Gobierno y las ONG españolas.

La presencia de mafias organizadas en territorio español para trasladar a los migrantes africanos hasta Francia, supone un reto añadido para el Ejecutivo socialista de Pedro Sánchez que se comprometió en un principio a acoger a los indocumentados rechazados por Italia y que ahora se está viendo sobrepasado por los acontecimientos.

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