San Antonio La Isla, Méx.— Los 500 artesanos que fabrican juguetes de madera en este municipio intentan mantener viva la tradición y que sus productos sean considerados por los Reyes Magos como parte de los regalos para los niños el próximo 6 de enero.

Luis Mendoza Estrada, uno de los fabricantes de yo-yos en un taller familiar localizado en la Privada de Matamoros, en el centro de esta localidad, se dedica a la producción de juguetes típicos mexicanos desde hace 20 años. Sus padres le enseñaron este oficio. En un principio trabajaba en una fábrica, pero decidió regresar a su taller.

Explica que el oficio ha tenido cambios. Hace dos décadas elaboraban estos productos de madroño, un tipo de madera considerado como el más fino, pero en la actualidad está prohibida su explotación, de hecho, comentó, siempre fue clandestina su venta, pero permitía un resultado “incomparable” en los juguetes y muebles. Ahora usan pino.

Ahora, comenta que la madera, utilizada en los juguetes, no es valorada por los clientes, pues hay sitios fuera de esta localidad que emplean comprimidos o macopan —mezcla con cartón— y que por ser de menor costo permite vender a muy bajos precios los productos.

“Somos cuatro hermanos, pero también hay primos y tíos que se dedican a la actividad, cada uno se especializa en un ramo distinto; por ejemplo, yo hago yo-yos, mis hermanos elaboran pirinolas, hay quien hace aviones de madera, churumbelas, trompos, tenemos mucha producción que colocamos en otras entidades, vendemos en ferias, plazas públicas, pero siempre el cliente nos regatea el costo, porque piensan que no es madera sino un producto similar”, detalla.

En una jornada de las 6:00 a las 22:00 horas termina hasta 100 piezas de cinco tamaños diferentes: desde media hasta 3 pulgadas. Los costos van de los cuatro a los ocho pesos cada una.

Mendoza Estrada emplea hasta 10 bastones de madera por mes, de los cuales puede producir 700 yo-yos e invierte 800 pesos en la compra madera de pino.

Durante la temporada de Día de Reyes, dice no se incrementan sustancialmente las ventas, porque son productos que no están en la lista para llevar a los niños; además, el plástico es uno de sus principales competidores, porque los juguetes son más económicos, aunque no tienen nada de artesanales ni tradicionales, opinó Luis.

Pese a la adversidad, destaca que han captado el interés en otras localidades.

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