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A unas semanas de que lleguen al Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) cuatro nuevos integrantes, el titular del organismo, Lorenzo Córdova, cabildeó la reelección anticipada del secretario ejecutivo, Edmundo Jacobo Molina, considerado su mano derecha en la conducción del órgano.
Emitir ese acuerdo antes de que en abril lleguen los nuevos consejeros —cuyo peso será de la tercera parte del Consejo General—, los dejaría fuera de una decisión de esa naturaleza y prolongaría a ese funcionario a otros seis años en el puesto.
Ese cargo tiene como atribuciones ser el representante legal del INE, la responsabilidad de coordinar a su órgano de dirección, la Junta General Ejecutiva, y a toda la estructura electoral —juntas locales y distritales—, además de que está facultado para celebrar convenios a nombre del organismo y encabeza la Oficialía Electoral, razones por las cuales quien ocupa esa instancia es considerado un supersecretario.
Fuentes del instituto confirmaron que, desde finales de 2019, Córdova Vianello planteó a los consejeros la viabilidad de apoyar la permanencia de Jacobo Molina otros seis años —reelección que permite la ley, por una ocasión—, pero presentar la propuesta ante el Consejo General antes de que éste concluya su encargo, el próximo 11 de abril.
Esto permitiría a los cuatro consejeros salientes participar de la decisión una semana antes de que terminen su mandato, y en cambio quienes sean designados por la Cámara de Diputados —llegarán al cargo a partir del próximo 4 de abril—, quedarían excluidos.
La ley establece que el secretario ejecutivo será elegido a propuesta del consejero presidente del INE y con el voto de al menos las dos terceras partes del consejo; es decir, por lo menos ocho de los 11 integrantes.
Jacobo Molina llegó al cargo en 2008, hace 12 años, pero con el extinto Instituto Federal Electoral (IFE), por lo que de prosperar ese planteamiento ya como Instituto Nacional Electoral todavía podría quedarse hasta 2026.
Sin embargo, el asunto no ha prosperado, ya que la decisión requiere amplia mayoría en el instituto, y al menos quienes se oponen consideran que sería irregular esa reelección anticipada que dejaría fuera a quienes integrarán el Consejo General en tres meses.
La propuesta, además, comenzó a cabildearse a finales de 2019 en el contexto del interés de diputados de Morena por adelantar a su vez la salida de Córdova Vianello como consejero presidente del INE, con el argumento de que la presidencia debe ser rotativa, con una duración de tres años y que comenzara a operar junto con la entrada de los nuevos consejeros, de entre quienes podría nombrarse a la nueva cabeza del organismo.
En el INE, como en las cámaras del Congreso y en los partidos, está la expectativa de que en estos días se expida la convocatoria para el relevo de cuatro espacios en el Consejo General del organismo.
También se abre la posibilidad de que Morena, la fuerza política mayoritaria, y sus aliados —los partidos del Trabajo (PT), Verde Ecologista de México (PVEM) y Encuentro Social (PES), coloquen a consejeros afines, con o sin un proceso de selección indirecto de por medio.
Así ha ocurrido en el nombramiento de integrantes de al menos cinco órganos autónomos, que pese a procedimientos de selección previos, se acusó la supuesta colocación de propuestas morenistas. Es el caso de las comisiones Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Federal de Competencia Económica (Cofece), Reguladora de Energía (CRE), Nacional de Hidrocarburos (CNH), así como el Consejo Nacional de Evaluación (Coneval).