Lo que más le gusta a Xóchitl Guadalupe Cruz López son las matemáticas, la ciencia y jugar futbol, pero también está preocupada por el planeta, la educación y la pobreza.
A sus nueve años, la ganadora del premio del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM le pide al próximo Presidente de México que mejore el impulso a la ciencia, ayude a que internet llegue a todo el país, que haya suficientes hospitales gratuitos para atender a niños como ella y promueva el cuidado del medio ambiente.
Cruz López estudia el tercer grado de primaria y es la primera niña en el país en recibir el Reconocimiento ICN a la Mujer, del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, el cual ganó por sus aptitudes sobresalientes para el trabajo de divulgación científica
“Al próximo Presidente, me gustaría pedirle que haya más educación, que haya más zonas de ciencia principalmente, porque es algo que casi todos los niños llevan dentro. Que haya más bibliotecas, más hospitales y enfermeros porque hay algunas clínicas que no te reciben por ser de otra comunidad y eso no se vale. Tienen que recibir a quien sea, que no abusen porque algunos lugares cobran muy caro y hay personas de bajos recursos que no pueden pagar y se meten en problemas. También me gustaría que hubiera una zona de internet en todo el país”, explicó.
Está preocupada por el impacto negativo que están teniendo los seres humanos en su paso por la Tierra, pero también la pobreza y la manera en que afecta a la salud de la gente.
Su deseo es crecer y convertirse en médica y científica de la NASA. Con su profesión quiere ayudar a combatir el cambio climático y realizar investigaciones científicas que la lleven a detener el agrandamiento del agujero en la capa de ozono. “Utilizan mucho el carro y eso es afectar al medio ambiente. Lo que quiero cambiar es que la gente no use tanto el carro y mejor usen la bicicleta y caminen porque así, con mucho auto, afectan al mundo. A los niños me gustaría decirles que si quieren hacer algo, que lo hagan y que lo disfruten. Que promuevan cosas buenas y no cosas malas, porque si hacen eso no les va a salir lo que quieren; para los papás, decirles que no los dejen de apoyar porque en un futuro para ellos serán un gran orgullo”, señaló la niña.
De visita en la Ciudad de México, se sorprende del clima, puesto que no está haciendo frío y puede salir a pasear con sus papás por el centro de Coyoacánsin tener que llevar abrigo. En San Cristóbal de las Casas, Chiapas, el municipio donde vive con su mamá Alba, su papá Lucio Guadalupe y su hermano mayor de 11 años, hace tanto frío la mayor parte del año que las personas de escasos recursos que no pueden pagar la cuenta del gas se ven obligadas a bañarse con el agua helada o a cortar árboles para hacerlos leña y calentar el agua.
Foto: La menor de edad está preocupada por el impacto negativo que están teniendo los seres humanos en su paso por la Tierra y le importa que haya menos pobreza.
Al observar esta situación y ser alumna regular del Programa Adopta Un Talento (Pauta) de la UNAM se le ocurrió diseñar y construir su propio calentador solar de agua, elaborado con materiales reciclados y baratos, el cual se puede construir en casa; para garantizar un baño caliente, requiere dos puertas de cristal, mangueras y botellas.
Así lo hizo con ayuda de su papá, su mamá y su hermano, como parte de un proyecto científico y ahora en su casa, el agua para bañarse se calienta con el dispositivo que creó. Su siguiente plan es crear un calentador con mayor capacidad y con páneles solares.
“Se trata de hacer un calentador de agua con materiales reciclados, de bajo costo, que ayude al medio ambiente y a las personas de bajos recursos, aprovechando la luz solar. Mi ciudad es una zona fría la mayor parte del año. Si las personas se bañan con agua fría pueden tener enfermedades en las vías respiratorias e ir constantemente al médico. Quisiera poner este calentador por si hay muchas personas de bajos recursos que no tienen con qué bañarse. Yo quiero mejorar a mi ciudad, a mi municipio y a México”, dijo la niña.
El programa busca que los niños desarrollen tanto su vocación como sus habilidades científicas; con presencia en la Ciudad d e México, Morelos, Michoacán y Chiapas pretende que los niños le pierdan el miedo a la ciencia y a lo que implica estudiarla.
Además de las clases de matemáticas y jugar con sus papás, a ella le gusta jugar futbol con su hermano mayor, y “a los quemados” y “a las escondidas” con sus amigos; también le gusta comer mole, espagueti y las enchiladas que prepara su mamá, que son su comida preferida. Le gusta leer y escuchar canciones, aunque no tiene una favorita en particular. Lo que más le divierte es la ciencia porque le ayuda a explicar cosas y a hacerse preguntas. “La ciencia es divertida porque puedes aprender cosas, les preguntas a tus papás y cuando haces experimentos se los puedes enseñar y les causa sorpresa”, indica.