Con más de un millón 200 mil de enfermos, superando los 60 mil muertos y subiendo, la pandemia del coronavirus avanza y tiñe territorios. Diez países concentran 80% de los casos detectados y algunas naciones llevan semanas y meses enfrentándose al Covid-19. Cuatro expertos médicos, que han analizado las situaciones complicadas de Irán, España y China, y el éxito en la contención de la región autónoma de Hong Kong, explican para EL UNIVERSAL en qué acertaron y fallaron.

“No dejes que la política se meta en los asuntos médicos. Ese es el mensaje aquí. Pasó en Irán y está pasando en Estados Unidos”, resume Kamiar Alaei, experto iraní en política sanitaria y copresidente del Institute for International Health and Education en Albany. “Desde el gobierno iraní hubo semanas de negación frente al coronavirus por razones políticas y actuaron tarde, lo que llevó a que se expandiera por el país”.

A finales de 2019 en Irán se vivieron una serie de protestas por un alza fuerte en los precios de los combustibles, que se juntó con el aniversario de la Revolución y las elecciones al Parlamento en febrero de 2020. En este contexto, Alaei asegura que el pueblo había perdido la confianza en las autoridades.

“Cuando empezó la epidemia, el gobierno pensó que si admitía que había coronavirus en Irán, la gente tendría excusa para no participar en el aniversario y las elecciones, así que ignoraron el problema pese a que había algunos casos en ciudades como Teherán, Qum y otras”. Finalmente el 19 de febrero, en la ciudad de Qum, se reportaron las dos primeras víctimas mortales y con ellas la primera mención al coronavirus por parte de Irán.

Según el centro Johns Hopkins, el primer caso de Covid-19 se reportó en Irán el 18 de febrero, un día antes de las dos primeras muertes. Ahora, de acuerdo con los últimos datos, superan los 55 mil infectados y las 3 mil 400 muertes. Es el quinto país del mundo con cifras absolutas de defunciones. Por comparar, en España e Italia las primeras muertes se reportaron más de 15 días después de que las autoridades informaran de los primeros casos.

“Nunca se empieza por muertos, siempre hay casos antes, y la pregunta es si podían saber que había casos en el país. Después de las muertes, comenzaron entre las autoridades políticas y las sanitarias a discutir si ponían o no la ciudad de Qum en cuarentena, pero entonces hubo un gran retraso a la hora de tomar medidas y cuando las tomaron fueron tibias”, explica Alaei.

“Por ejemplo, millones de personas han viajado por el fin de año [el calendario persa lo marca en el equinoccio de primavera, el 20 de marzo] de ciudades grandes a ciudades pequeñas, agravando el problema”, agrega. El cierre de colegios y escuelas llegó el 5 de marzo, con 107 muertos acumulados.

“Todo depende de la actitud del gobierno. También Italia, Estados Unidos y España no se lo tomaron en serio; durante semanas pasaron del tema, no vieron el contagio comunitario y mira cómo están”, lamenta.

España es uno de las naciones más afectadas por el Covid-19. En cifras totales es el tercera, con más de 124 mil casos y de 11 mil muertos. Aunque algunos días se han llegado a contar hasta casi un millar de fallecidos al día, tras tres semanas de Estado de alarma y confinamiento, la curva de crecimiento se está aplanando.

“Se comenzó con una estrategia de contención, identificando y diagnosticando los casos y dando medias de ais- lamiento a los sospechosos, pronto hubo que pasar a una estrategia de mitigación, básicamente tratar que la intensidad de la transmisión no generase casos suficientes que desbordasen los servicios de salud”, explica Ildefonso Hernández, catedrático de salud pública y exdirector General de Salud Pública del Ministerio de Sanidad y Política Social (2008-2011) cuando fue la pandemia de influenza (AH1N1).

“Dada la letalidad de la enfermedad y su capacidad de contagio, la no adopción de medidas un poco más estrictas de las inicialmente previstas en cada país pudo conducir al desbordamiento de sus servicios sanitarios”. Luego continúa: “Sí se podían haber hecho mejores cosas en preparación y respuesta”.

Hernández reflexiona que, hasta que se sepa qué va a pasar con la pandemia, es difícil analizar qué secuencias de actuaciones han sido las correctas. “Los países que consiguieron una excelente contención, circunscribiendo los casos a grupos reducidos de población, tendrán que enfrentarse en algún momento a si vuelven a la rutina, a la posibilidad de que nuevos casos aparezcan”, finaliza.

Lecciones desde el origen

En China, la ciudad de Wuhan y la provincia de Hubei fueron el origen de la pandemia. En la universidad de Oxford, un equipo multidisciplinario realizó el artículo The Effect of Human Mobility and Control Measures on the Covid-19 Epidemic in China (El efecto de la movilidad humana y las medidas de control ante la epidemia de Covid-19 en China). Publicado el 25 de marzo en la revista Science, uno de sus autores, Moritz Kraemer, explica que “en China el brote apareció después de que hubiese probablemente miles de introducciones que dispararon la transmisión local en otras provincias”.

“En nuestro estudio encontramos que en China se implementaron las restricciones a viajar tres semanas después que hubiera [positivos], lo que fue demasiado tarde para contener el brote en Wuhan”, argumenta. “Ahora sabemos que para que los cierres sean efectivos, éstos tienen que hacerse mucho antes. Una vez que hay transmisión local en varios puntos, lo importante es guardar la distancia física y social, hacer pruebas y rastrear los casos”.

En su estudio usaron datos de geolocalización de celulares de Baidu Inc, el buscador por excelencia en China, y los combinaron con las bases de datos del Open Covid-19 Data Working Group. Con esto vieron que la transmisión local entre personas se dio mucho antes de los brotes y sólo pudo ser mitigada por medidas de control drásticas que, teniendo en cuenta los periodos de incubación de cinco a 14 días, no mostraban resultados hasta después de una semana de ser implementadas.

Para Kraemer, la mayor parte de los gobiernos adoptaron una actitud de “esperar a ver qué ocurre”, lo que puede ser fatal, como se ha visto en el caso de varios Estados. Como ejemplo de buenas prácticas, únicamente destaca tres naciones, Singapur, Corea del Sur, y la antigua colonia del Reino Unido ahora Región Administrativa Especial de China: Hong Kong.

En la universidad de Hong Kong, Ben Cowling es jefe del Departamento de Epidemología. “Nuestros primeros casos se detectaron debido a que llegaban visitantes de China en la segunda mitad de enero, pero hemos tenido un cantidad muy pequeña de transmisión local, sin evidencia, casi, de que se esté dando”. El mismo 25 de ese mes, con cinco enfermos detectados, se cerraron las escuelas y decretaron un parón casi total. De momento, el número total de defunciones en Hong Kong es de cuatro personas.

Bajo su punto de vista, Hong Kong logró suprimir la propagación por dos razones. “Identificamos casi todos los casos mediante pruebas, hasta los leves, seguido de aislamiento para los positivos y cuarentena de sus contactos cercanos; luego moderamos la distancia social, con la gente trabajando desde casa, cerrando escuelas, mejorando la higiene y haciendo que todo el mundo lleve cubrebocas”.

Como recomendación para las autoridades mexicanas, dice que construir hospitales de campaña para tratar los casos ayudaría a alejar a esos enfermos de los hospitales normales.

Pero ahora, como comentaba el español Hernández, la vuelta a la normalidad en Hong Kong ha llevado a un repunte de los casos. A mediados de marzo, tras casi dos meses de cierre prácticamente total, la ciudad regresó a su vida cotidiana. Desde ese momento los casos se han multiplicado, pasando de 149 el 15 de marzo a más de 800 a principios de abril.

Varios de los expertos cuestionados comparan este coronavirus con la pandemia de la gripa española de 1918 y piden mirar en ese espejo histórico para ver qué impacto podría tener finalmente esta pandemia.

Esta causó de 25 a 50 millones de muertes por todo el mundo y duró de enero de 1918 a diciembre de 1920, con tres olas de contagios. Cuando acabó, la expectativa de vida en Estados Unidos había bajado 12 años.

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