Oaxaca de Juárez, Oax.

Nadie sabe quién la llevó. Apareció entre la multitud de mujeres de todas las edades que se reunió por primera vez el 28 de septiembre de 2018 para exigir la despenalización del aborto, cuando el movimiento de lo que sería la Marea Verde ni siquiera tenía nombre.

Se trata de La chicharrona, una manta que envolvía las protestas del movimiento hoy consolidado y bautizada así por su peculiar textura: arrugada, pero firme.

La pancarta llegó precisamente hace un año, el día de acción global por el acceso al Aborto Legal y Seguro.

“Mujeres oaxaqueñas se levantan #UnGritoGlobal #28S Acción x el Aborto Legal, Libre, Seguro y Gratuito”, estaba escrito en mayúsculas y con tintas verde y negra. Ese día, La chicharrona estaba lista para enarbolar las demandas de las oaxaqueñas.

“En Marea Verde caminamos desde la horizontalidad, nadie nos dirige o nos dice qué hacer, todas proponemos y eso es un gran reto, pues debe existir una igualdad de compromiso”, explican sus integrantes, apenas unas semanas después de lograr la despenalización de la interrupción del embarazo antes hasta las 12 semanas de gestación.

Una vez cumplido su cometido, La chicharrona fue vista por última vez en la marcha del 28 de septiembre pasado. Sin pistas de su paradero, la Marea Verde inició una campaña para pedir su localización.
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La chicharrona fue vista por última vez el pasado 28 de septiembre, durante la marcha por la despenalización de la interrupción del embarazo.

Lucha de un siglo

Según activistas, el feminismo en México surgió entre los siglos XIX y XX, retomando la raíz europea, donde se comenzó a luchar por los derechos de las mujeres de la clase media. Fue Yucatán la primera entidad del país donde comenzó la defensa de los derechos de las mujeres, en 1916, cuando congresos femeninos debatieron reformas educativas y sociales.

De acuerdo con la Marea Verde, 50 años después la lucha cobró fuerza, cuando colectivos y organizaciones se sumaron para respaldar el movimiento e iniciar una lucha por los derechos reproductivos de las mujeres. Desde entonces, el movimiento es “de los más señalados y odiados del país”.

En Oaxaca, el derecho a decidir comenzó a sumar mujeres en la década de los 90 y, poco a poco, fueron surgiendo grupos, movimientos y corrientes que hoy tienen presencia física y en redes sociales.

Inicio del movimiento

El 28 de septiembre de 2018, un flyer difundido vía Facebook convocó a las mujeres a salir a las calles para exigir la libertad sobre sus cuerpos. No hay un número en específico de cuántas mujeres asistieron a la manifestación citada en el Jardín Conzatti, probando la capacidad de organización y unión del grupo. Fue justo en esta convocatoria cuando La chicharrona, esa manta justiciera, hizo su primera aparición.

“Un día nos reunimos y la manta llegó. Pensamos que la habían llevado unas estudiantes, pero ahora que les preguntamos, nos dijeron que no, entonces no sabemos cómo apareció, pero fue la primera manta que se hizo y fue la primera que usamos cuando ya decidimos nombrarnos la Marea Verde”, aseguran miembros del colectivo.

Estudiantes, funcionarias, activistas e incluso amas de casa acudieron al llamado: “Después de ese día, decidimos que queríamos hacer algo... así decidimos articularnos y sacamos una página en Facebook”. A poco más de un año de su creación, la página cuenta con casi 10 mil 900 seguidores.

Así surgió Marea Verde Oaxaca. De acuerdo con el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), este movimiento se identifica por estar a favor de la despenalización del aborto.

Surgió en Argentina, luego de que miles de mujeres exigieran la interrupción legal del embarazo en ese país y la demanda se extendiera en América Latina.

“El tema convoca y despierta muchos odios, por eso es importante guardar nuestra identidad, no decir públicamente que pertenecemos al movimiento”, dicen sus integrantes, quienes admiten a las mujeres que quieran unirse, sin importar su ocupación.

Además de las acciones de protesta, la Marea Verde organiza ponencias, pláticas, conferencias y cursos, a fin de propiciar la garantía de sus derechos.

Las apariciones

Sin nadie que la reclamara, La chicharrona se convirtió en el estandarte de la “semilla que germinó” tras décadas de lucha: “Para que exista un cambio real, tiene que haber una ruptura de lo que hay ahora. La sociedad se resiste a la reeducación... a entender que ‘no es no’ y que si convocamos, lo hacemos para crear nuestros espacios, exclusivos para mujeres”, apuntan las activistas.

La chicharrona ha aparecido sin falta en las jornadas por los derechos sexuales y reproductivos, el 8 de marzo en las protestas por el Día de la Mujer y también encabezó el contingente de la manifestación del 25 de noviembre, Día Internacional de la Lucha contra la Violencia hacia las Mujeres.

Una de sus apariciones más peculiares fue el 21 de septiembre, cuando algunas integrantes de la Marea Verde acudieron al concierto de Caifanes en el Auditorio Guelaguetza y la extendieron desde las gradas del palco C. La manta fue vista por Saúl Hernández, vocalista de la banda, quien les dio acceso al palco A para poder mostrarla.

“La chicharrona se convirtió en una rockstar”, comentan.

Luego, la manta fue infiltrada al interior del recinto legislativo de San Raymundo Jalpan el pasado 25 de septiembre, donde se aprobaron las reformas al Código Penal del estado para despenalizar la interrupción del embarazo hasta la semana 12 de gestación; permaneció extendida durante la sesión.

Tras la aprobación de las reformas, el movimiento compartió triunfos y fotografías con el lienzo que sumó uno de los frutos de la lucha constante por los derechos y la libre decisión de las mujeres.

El pasado 28 de septiembre, durante la movilización por la despenalización del aborto, fue la última aparición de La chicharrona, que, tras la manifestación, desapareció, con el mismo misterio con el que llegó.

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