CDMX.- La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) puso en marcha el Plan Universitario de Control de la Resistencia Antimicrobiana para elaborar una propuesta de política pública ante la resistencia a los antibióticos, y un laboratorio de vigilancia que informará el estado de la sensibilidad y resistencia a los antibióticos.

Participarán 16 hospitales e institutos nacionales de salud. El objetivo de esta iniciativa, encabezada por el Programa Universitario de Investigación en Salud (PUIS), es fundamentar la necesidad de disminuir el uso de antibióticos en el país, en todas las áreas: práctica médica, veterinaria, odontología y agroindustria, entre otras, explicó Samuel Ponce de León, coordinador de esa entidad.

Como parte del PUCRA se estableció el Laboratorio de Vigilancia de la Resistencia Antimicrobiana, una red conformada por 16 hospitales e institutos nacionales de salud, que informarán del estado de la sensibilidad y resistencia a los antibióticos.

También compartirán con la Universidad Nacional cepas con características particulares de resistencia que se estudiarán en la Facultad de Química, el Instituto de Química, el Instituto de Investigaciones Biomédicas y en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia.

A este plan, añadió Ponce de León, se sumarán entidades del área de las humanidades para la elaboración de la propuesta: la Facultad de Psicología y el Instituto de Investigaciones Jurídicas, entre otras.

“Implementaremos programas de educación para la utilización correcta de antibióticos a nivel pregrado y posgrado. Ya estamos organizando a los profesores. También haremos propuestas concretas de cómo se tiene que regular su uso industrial”, insistió.

Se estima que en los próximos años y hasta 2050 ocurrirán 10 millones de muertes al año debido a la resistencia que han desarrollado los microorganismos.

el mayor consumo se da en la industria agropecuaria, pues de cada 100 toneladas de antibióticos, cerca del 70 por ciento se utiliza para engordar con mayor rapidez al ganado o para evitar que enfermen y mueran peces en las granjas acuícolas. El 30 por ciento restante se usa para atender problemas de salud humana o animal.

Una vez desechados, los antibióticos llegan a los mantos freáticos y caudales de agua, en donde entran en contacto con bacterias, que desarrollan aún más resistencia.

Derivado de esta situación, en las siguientes décadas podría incrementarse el costo de la atención médica, pues muchos procedimientos perderán efectividad y tendrán más posibilidad de ocasionar complicaciones.

“Si no se toman acciones ahora, las consecuencias serán graves e impactarán en mayor medida en las economías de los países más débiles”, subrayó el especialista.

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