La última vez que el mundo le puso atención a las comunidades mormonas que desde finales del siglo XIX se asentaron entre Chihuahua y Sonora, en México, fue en 2012, cuando el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos Mitt Romney contendió contra el expresidente Barack Obama durante su reelección.

El papá de Romney, George W. Romney, nació en Dublán, Chihuahua, uno de los primeros asentamientos mormones en México que datan de 1885, de acuerdo con los archivos de su iglesia.

La urgencia de preservar su fe y sus costumbres llevó a un puñado de hombres, mujeres, ancianos y menores a recorrer más de mil 600 kilómetros desde su comunidad en Utah, Estados Unidos, hasta Chihuahua, México. Llegaron en carretas jaladas por caballos, así como en el viejo oeste. Era la época.

Para mayo de 1885, alrededor de 400 feligreses de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (LUD) entraron a territorio mexicano en busca de nuevas oportunidades para vivir sin ser perseguidos por sus creencias y prácticas religiosas, aprovechando la apertura que el entonces presidente de México, Porfirio Díaz, daba a quienes quisieran poblar áreas deshabitadas en territorio mexicano.

Apenas unos años antes, en 1862, el Congreso estadounidense había prohibido los matrimonios plurales —lo que se conoce como poligamia—, una de las bases de la vida del mormón anclada en esta iglesia desde 1830 por su propio fundador, Joseph Smith, y sus primeros discípulos; una práctica que estaba generalizada en Utah y que se conoce como “la cuna de los mormones” en Estados Unidos.

La comunidad que migró a México huía de la persecución social y la policía estadounidense. Su llegada a territorio mexicano, concretamente a Chihuahua, no les fue fácil en aquellos primeros años.

Uno de los que iba en el grupo, Joseph Fish, describió en su biografía The life and times of Joseph Fish cómo fueron los primeros meses: “El tiempo pasaba lentamente por mis manos. En verdad estaba tratando de aprender español, pero dadas las circunstancias, no me podía concentrar. Acampábamos en la pradera abierta, expuestos a las tormentas y los calientes rayos del sol, sin poder, tan siquiera, obtener madera para un techo, ya que era escasa, y la que había pertenecía a los mexicanos y no podíamos utilizarla.

“Bajo estas condiciones me sentía un poco desilusionado en nuestro intento por colonizar. No hacía nada por mi familia, que permanecía en casa —en Utah—, y me iba gastando cada centavo que había traído conmigo. Medio nos vestíamos y medio nos alimentábamos y, por añadidura, la esperanza de obtener un lugar era cada vez más distante que el día que llegamos”.

Según su relato, los pioneros mormones durmieron durante meses en sus carretas; no producían nada, no tenían ingresos, cayeron en la pobreza extrema y se vieron obligados a pedir ayuda para comer.

Los líderes del grupo, llamados “apóstoles”, continuaban buscando y negociando para comprar tierra a través de una partida económica intocable. Para finales de 1885 lograron hacerse de sus primeras tierras, las cuales tuvieron que regresar al poco tiempo por un error topográfico de quienes les vendieron. Sin embargo, encontraron otras tierras y ahí se asentaron, naciendo la Colonia Juárez, en honor a Benito Juárez, quien abrió en México la libertad de cultos y prácticas.

Comenzaron a echar raíces y fundaron otras cinco colonias en Chihuahua —Dublán, Cave Valley, Pacheco, García y Chuichupa— y dos en Sonora —Oaxaca y Morelos—. Ya acomodados, empezaron a prosperar y a crecer; para 1895, ya vivían en los primeros asentamientos alrededor de 4 mil feligreses mormones.

A finales del siglo XIX y principios del XX, al ya no existir tanto riesgo de ser detenidos en Estados Unidos, varios de los mormones asentados en Chihuahua regresaron a Utah, entre ellos los abuelos paternos de Mitt Romney, y sus hijos, entre los que estaba George W. Romney.

Pero así como algunos se iban, otros llegaban, como fue el caso de los LeBarón, encabezados por Alma Dayer LeBarón y sus hijos, Alma Jr., Benjamín, Ervil, Ross Wesley y Joel, quienes se asentaron en Chihuahua en 1924 y a la postre serían excomulgados, en 1944, de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días por continuar la práctica de la poligamia, por lo que en 1955 fundaron la Iglesia del Primogénito de la Plenitud de los Tiempos.

Una disputa entre los hermanos LeBarón llevó a que, en 1972, Ervil y sus seguidores crearan la Iglesia del Primogénito del Cordero de Dios, que se asentó en Los Molinos, Baja California. En 1981, Ervil murió en prisión acusado de haber ordenado el asesinato de su hermano Joel.

Varias familias que viven en la colonia LeBarón y las otras 11 colonias mormonas que existen en Chihuahua y Sonora son descendientes de Alma Dayer LeBarón.

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