Más Información
Cae en EU “El Guacho”, yerno de “El Mencho”, líder del CJNG; fingió su muerte para vivir en California
Claudia Sheinbaum entra al top 100 de “Titanes”; Revista Time la suma a los líderes más influyentes en tema ambiental mundial
Moody’s cambia la perspectiva de México de estable a negativa; reforma judicial pone en riesgo solidez fiscal, afirma
La Mora, Bavispe, Son. — Lo que menos desea un padre es sepultar a sus hijos. Adrián LeBarón lo tuvo que hacer hace dos meses, después de que un grupo criminal asesinó brutalmente a su hija Rhonita y a cuatro de sus nietos en una brecha de terracería, la cual usa cotidianamente su familia para ir a Chihuahua.
Ayer, Adrián y su familia aprovecharon la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a la comunidad sólo para pedir justicia.
El hombre volvió a recorrer ese camino de dolor y tragedia donde perdió a nueve de los suyos. El trayecto comenzó desde la casa de Rhonita, ubicada en el rancho de La Mora, un pueblo donde esta comunidad mexicoamericana tiene sus casas rodeadas de cultivos de árboles de manzana y nuez.
Adrián abrió las puertas de la casa de su hija para mostrar a periodistas la cocina y todos los enseres que usaba Rhonita todos los días. Después de un rato, el hombre abordó una camioneta y tomó rumbo a la brecha donde perdió a su hija y a sus nietos.
Tras un recorrido de 20 minutos, Adrián LeBarón llegó al lugar del ataque.
Paradójicamente, la zona es un verdadero paraíso en la sierra alta de Sonora, pues está rodeada de plantas con espinas que los lugareños llaman “gobernadoras” y un cielo azul como si se tratara de un pintura.
En el lugar, Adrián cruzó las cintas amarillas de criminalística que aún acordonan el punto del ataque del 4 de noviembre, después levantó una lona negra que cubre los restos y las cenizas de la camioneta en la que viajaba su familia cuando fue asesinada.
El hombre lanzó un llamado de justicia, pero también de unidad para todos los mexicanos:
“Ofrezco a los mexicanos las cenizas de mi hija [Rhonita], que se vayan a todo México y recuerden esta masacre”. Al mismo tiempo, tomó un puño de tierra que se desbordó entre sus dedos.
Minutos después, se acercó Bryan LeBarón, quien llevaba tres coronas de flores en memoria de las tres familias masacradas ese 4 de noviembre.
Luego de pedir un minuto de silencio a los asistentes, demandó estallar una “revolución de conciencias”, no contra el gobierno federal, sino contra la inseguridad en el país.
Antes, Julián LeBarón convocó a la ciudadanía a que se sume a la marcha del próximo 23 de enero, la cual saldrá de la Paloma de la Paz en Cuernavaca, Morelos, a la Ciudad de México, en recuerdo de los 20 niños que quedaron huérfanos por la agresión.
Su tío Adrián agregó: “Vine aquí a donde calcinaron a mi hija para informar al país, a los medios; [también para decir] a las cenizas de mi Rhonita y de mis nietos que la justicia está caminando. Que con ellos buscamos justicia para el país. Viene una marcha importante. Quiero que me vayan a dar mil abrazos. Vamos a sacar el dolor y a demostrar que somos un solo México”, comentó.
Así, Adrián recorrió el camino por el que Rhonita y sus nietos pasaron, entre un paraíso de plantas con espinas, pero ante el acecho de grupos armados.