La omisión de las autoridades locales por combatir al llamado Cártel de la Unión Tepito, ha provocado la expansión de la agrupación delictiva que tiene su zona de influencia en las delegaciones Cuauhtémoc, Venustiano Carranza, Benito Juárez, Cuajimalpa y Gustavo A. Madero, principalmente, y quienes además de controlar el trasiego de drogas, productos de contrabando, la extorsión y el secuestro, ahora buscan incrementar su poder regenteando puestos ambulantes.

Comerciantes establecidos tanto del Centro Histórico, Eje Central y el propio Tepito, denunciaron a las autoridades que ésta célula criminal busca expandir sus dominios y para esto invadieron calles donde —según el acuerdo entre comerciantes y autoridad— no se deberían instalar puestos ambulantes.

Como ejemplo citaron la calle Peña y Peña. Ahí, aseguran, la Unión Tepito vende los lugares hasta en 150 mil pesos por metro cuadrado y garantizan a quienes se asocian con ellos que ni policías de la SSP, inspectores de comercio, Invea o la delegación los molestarán.

No solo eso, empresarios denunciaron que gracias a prestanombres el cártel ha comprado varios locales en plazas comerciales donde cobran entre 5 y 7 mil pesos semanales por administrarlo, y que esta fachada les sirve para el lavado de dinero y de paso se convierte en un punto de droga al menudeo.

Por lo que ahora se sienten inseguros al explicar que en cualquier momento se puede registrar un enfrentamiento armado donde personas inocentes puedan salir heridas —como sucedió en dos ocasiones el año pasado en Tepito— provocado por la pugna de la venta de estupefacientes, explicaron que desde la entrada de la Unión, los locales donde se venden celulares, tabletas completas o en piezas, con reporte de robo, también han incrementado.

Los vecinos piden a las autoridades de la delegación Cuauhtémoc hagan su trabajo y hagan valer la ley; sin embargo, ellos responden que no cuentan con policías para poner orden en esas calles donde por años no hubo puestos ambulantes.

Los afectados detallaron que el cártel envía a su lugarteniente, El Panela, con personas armadas a cobrar piso; piden 10 mil pesos por local, dependiendo del producto que vendan y los metros cuadrados.

A quienes se niegan los amenazan o golpean como lo hicieran el sábado con el líder de comerciantes Miguel Galán.

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