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¡A partir de hoy quedan eliminadas todas y cada una de las corrientes y pasamos a ser un partido de ciudadanos¡, decretó satisfecho Camerino Márquez, representante del PRD ante el INE, y ayer integrante de la Mesa de Estatutos del 15 Congreso Nacional perredista.
Pero las corrientes, consideradas la causa de la mayoría de los males del PRD, siguieron ahí, firmes.
Era casi el final de la plenaria que decidió ayer, por mayoría incuantificable por los gritos, sillazos y empujones —aunque se cantaron 500 votos— la extinción de las tribus internas como uno de los remedio hacia la “reconstrucción”.
Pero si en la mesa y al micrófono Márquez festejaba su muerte, abajo, entre las mesas de congresistas, las corrientes seguían vivas y forcejeaban, unas para abrirse paso a la tribuna; otras, para votar ya vía exprés, del modo que fuera, antes de que reventara todo.
“¡Ya cántala [la votación] ya cántala¡”, gritaba desesperado, haciendo fuerza para contener a los opositores, Luis Espinoza Cházaro, dirigente de la ahora ex Nueva Izquierda.
Él y un centenar de congresistas enfrentaron a las “no-corrientes” Izquierda Democrática Nacional (IDN), Alternativa Democrática Nacional (ADN) y Vanguardia Progresista (VP) —cuyos integrantes dieron portazos con violencia para ingresar sin ser delegados— y evitar que llegaran al presidium.
Así, con una cadena humana, vallas metálicas y mesas a manera de barricadas para proteger la Mesa Directiva, y la guerra de consignas: “¡Fuera Los Chuchos¡ y “¡trai-do-res¡, ¡trai-do-res¡” frente a gritos contrarios: “¡Váyanse a Morena, Váyanse a Morena¡, fue el escenario que marcó el inicio de la “reconstrucción del PRD”.
Más tarde, el partido del sol azteca señalaba en un comunicado que los responsables de la violencia eran afines al matrimonio de René Bejarano Martínez y Dolores Padierna Luna, hoy en Morena.
Sin debate y ni un sólo orador a favor o en contra, en tres horas de lectura y cero de discusión se aprobó la reforma estatutaria más radical que ha tenido el PRD, con 500 votos a favor y 265 en contra, aunque haya sido imposible contar al tumulto.
Pero si en el nuevo estatuto se decretó la muerte de las corrientes, éstas revivieron media hora después, al aprobase a la nueva Dirección Nacional, donde Nueva Izquierda, Galileos, Vanguardia Progresista, Alternativa Democrática Nacional (ADN) y Foro Nuevo Sol alcanzaron un lugarcito en el nuevo PRD sin tribus.