Con la mayoría que lidera Morena, el Senado aprobó anoche la minuta que reforma la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, con lo cual se crean las secretarías de Seguridad Pública y la del Bienestar, así como la figura de los “superdelegados” que operarán los programas sociales del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

A lo largo del debate hubo episodios de rispidez y alusiones personales de la oposición —PAN, PRI, PRD y MC— que obligaron a que el coordinador de Morena, Ricardo Monreal, interviniera en tribuna para tildar de “mezquinos, corruptos y sin ideología” a los panistas.

La minuta, que fue modificada por el Senado, regresó a la Cámara de Diputados, donde se originó, para discutir y eventualmente aprobar las modificaciones hechas por los senadores.

Con Morena votó el PES, PT y su nuevo aliado el PVEM, que se replegó en el debate en lo particular, como un espectador dentro del pleno en medio de las fricciones del debate que se prolongó más de 11 horas.

Así, Gobernación dejará toda responsabilidad en materia de seguridad y se le confiere a la nueva Secretaría de Seguridad, que además se encargará de la protección civil y de los penales federales; aunado a ello, el Cisen se transformará en el Centro Nacional de Investigación.

La Secretaría de Desarrollo Social se convertirá en la Secretaría de Bienestar, a la que estarán adscritos los “superdelegados”, mientras que se le otorgan nuevas facultades a la Secretaría de Hacienda para concentrar todas las compras federales.

El Choque. Senadores del PAN y del PRI adelantaron que presentarán acciones de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por considerar que la figura de los “superdelegados” atenta contra el federalismo y convierte a los gobernadores en figuras decorativas.

El senador Víctor Fuentes (PAN) reclamó que el nuevo gobierno crea estructuras “a modo”, como en el caso del fiscal general y los nuevos “superdelegados”.

Acusó que cuando el actual presidente electo y Ricardo Monreal eran parte del PRI, Acción Nacional ya exigía un régimen democrático.

De inmediato, Monreal Ávila subió a tribuna. Reclamó la “mezquindad” y “enanismo” de Acción Nacional, por traer temas del pasado, cuando el presidente electo ha tendido la mano y ofrece la reconciliación: “¿Qué puede presumir el PAN si echó por la borda un capital histórico que les dio el pueblo en 2000? ¿No se convirtió su presidente en un traidor de la democracia? ¿No se robaron la Presidencia en 2006?”, cuestionó.

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