Ser policía o trabajar en una oficina, eso quiere ser Leo cuando sea grande. No lo dice con su propia voz, porque la parálisis cerebral con la que vive se lo impide, pero sus manos son diestras a la hora de controlar una aplicación desde una tableta electrónica que se encarga de emitir los sonidos de las palabras que quiere expresar. Esta destreza la aprendió en el Centro de Apoyo Tecnológico para la Comunicación y el Aprendizaje (Catic), lugar al que acude una vez a la semana desde hace dos años.

“Quiero ser policía o trabajar en una oficina en la Ciudad de México”, repite la voz computarizada que recuerda al físico Stephen Hawking. El niño se sienta en la que dice su “silla favorita” y maneja su tableta para decir que la quiere pintar “de plateado, café, rojo, amarillo, rosado y gris”.

Cada semana, Leo y su mamá se trasladan desde Cuernavaca para llegar hasta la colonia Narvarte, en donde se ubica Catic, con la intención de que el menor de edad desarrolle habilidades que le permitan comunicarse. “Leo llegó cuando tenía dos años, ahora está en Kínder 3 y va al ritmo de sus compañeros en una escuela regular”, contó Gabriela Berlanga, directora del centro de apoyo.

La especialista en comunicación aumentativa, alternativa y tecnología asistencial compartió con EL UNIVERSAL que Catic surgió con el fin de ofrecer herramientas de comunicación y tecnologías a niños con discapacidad.

“Fui a estudiar a San Francisco, California, y me percaté de que este tipo de asistencia no existía en México, el campo estaba en pañales, por eso abrí el centro con mi colega Marcela. Empezamos ofreciendo un servicio directo de terapia, nuestra misión es que se conociera más sobre el tema, que la gente supiera que la tecnología se puede aprovechar para comunicar a personas con diferentes discapacidades”.

En julio de 2005 el sueño de Gabriela comenzó a materializarse. Catic abrió sus puertas para ayudar a personas con discapacidad a que pudieran comunicarse e integrarse en escuelas regulares. “Queremos que participen más en la sociedad, que puedan leer, escribir, también es importante que los profesores se preparen, para que sepan cómo enseñar a estas personas e incluirlas dentro del salón de clases”.

La Secretaría de Educación Pública (SEP) ha reconocido a Catic como un centro modelo en la implementación de la tecnología en jóvenes con discapacidad. “Hemos apoyado en el programa digital aprende.mx, con el desarrollo de herramientas de evaluación para los maestros, para que en las aulas de escuelas públicas se identifiquen los posibles recursos que podrían beneficiar a alumnos con discapacidad”.

Tecnología asistencial

José Alberto Salas tiene 26 años y cuenta que está listo para tener novia. También tiene parálisis cerebral, pero su discapacidad es mayor que la de Leo, por lo que permanece sentado en una silla que tiene sensores que le permiten controlar la tableta y así poder comunicarse.

Él llegó a Catic hace cinco años, “es un chavo muy inteligente, pero no tenía ninguna herramienta de comunicación”, relata Gabriela.

Beto, como le dicen de cariño, se comunica usando un aplicación en una tableta. La maneja a partir de dos pulsadores que tiene a los lados de la cabeza. “Antes de Catic, Beto era muy hábil, usaba la mirada, gestos y movimientos corporales para comunicar lo que quería. Había estado en escuelas regulares, pero de una manera más pasiva, ahora ya sabe leer, escribir y terminó la preparatoria, quiere estudiar la universidad”.

Gabriela explica que cada que un alumno llega a Catic se le realiza una evaluación para saber qué es lo que más se le dificulta, pero se enfocan en lo que la persona sí puede hacer para así saber qué tecnología es la que más le conviene.

“Nos basamos mucho en lo que pueden hacer, si pueden mover los ojos, entonces buscamos un equipo que se adapte a esa habilidad suya; si pueden mover la cabeza, el codo, lo que sea que ellos puedan realizar, entonces nosotros buscamos esas herramientas, también es importante saber qué es lo que ellos quieren hacer”.

Detalló que hay tecnologías para compensar dificultades motoras, visuales, auditivas, de comunicación y tecnologías para favorecer y permitir la participación de personas con discapacidad en otros ambientes.

“La tecnología asistencial se refiere al uso de estos recursos tecnológicos en pro de las personas con discapacidad, la tecnología aplicada a la discapacidad y la comunicación alternativa y aumentativa se refiere a todas las herramientas que puedan ser de baja o alta tecnología para las personas que tienen necesidades complejas para relacionarse, hay chicos que no pueden hablar por su discapacidad física, entonces para ellos existen estas herramientas como una alternativa”.

La directora de Catic resaltó que el uso de estos dispositivos no hace que los niños o jóvenes se vuelvan flojos y ya no hablen, sino que las diferentes aplicaciones como Go Talk Now, Proloquo 2 Go, PECS IV, Touch Chat y Grid 3 les permiten comunicar sus deseos, dudas y aprendizajes mientras mejoran su habla.

En cuanto a los costos, Gabriela recuerda que hace cinco años los precios eran “altísimos” y el porcentaje de la población con acceso a este tipo de dispositivos era muy bajo, pero admite que con el avance de la tecnología ya hay aditamentos que se pueden adaptar a computadoras convencionales, tabletas, programas y una alta gama de aplicaciones.

“Es una realidad que las cosas cuestan, ahora mucho menos pero sí es un obstáculo poder acceder a estos equipos, pero con ganas y determinación se logran las cosas, aquí en Catic hay donativos de tabletas, cuando la gente cambia sus equipos saben que aquí son bien recibidos”.

Fomentar la inclusión

“Me la rife, soy bien picudo” dice Raúl a través de su tableta, dice que esta es la manera en la que festeja sus triunfos pero cuando algo no sale como espera sabe cómo ordenar a la aplicación móvil para que diga “ya valió”.

Él tiene 19 años y es uno de los 180 alumnos que acuden a Catic, algunos lo hacen una o dos veces por semana, quienes son foráneos llegan una vez al mes y hay grupos de niños y jóvenes que todos los días visitan el Centro con el objetivo de integrarse a otra escuela, a una universidad o a un ámbito laboral.

El cuerpo docente del Centro de Apoyo se conforma por 30 personas incluyendo personal administrativo, especialistas en psicología, en comunicación humana, lenguaje, aprendizaje y audición, pedagogos y todos ellos están especializados en tecnología asistencial, comunicación aumentativa y alternativa.

Atienden a personas de todas las edades, desde bebés, que es lo ideal, de acuerdo con Gabriela, para que se dé una intervención temprana, hasta adultos con alguna enfermedad degenerativa como esclerosis múltiple que hace que vayan perdiendo su capacidad para controlar, moverse o hablar, personas con accidentes cerebro vasculares también pueden acudir a Catic pero la mayoría de alumnos está conformado por niños de entre 2 y 15 años.

“Todos han llegado a Catic por información que pasa de boca en boca, papás que cuentan a otros del centro y así, pero lo que nosotros queremos es que más allá de que sigan viniendo es que sepan que hay personas capacitadas y tecnologías que pueden usar en beneficio de sus hijos o familiares”.

Para la directora de Catic, el reto más grande que enfrente México en cuanto a tecnología asistencial es la falta de información sobre ésta, “a veces pasa que las familias que tienen más recursos no les brindan a sus familiares las herramientas necesarias para comunicarse y familias de escasos recursos se mueven, investigan y se organizan, para nosotros lo más importante es que la gente esté informada y aprovechen las nuevas tecnologías”.

Gabriela hace un llamado para que se capacite a los maestros de escuelas públicas para alcanzar una educación inclusiva. “Hay muchos pasos que dar, sensibilizar, capacitar a maestros de educación regular, porque de otra manera no existirá la inclusión”.

Raúl permaneció atento a la conversación, al escuchar la palabra adiós, buscó chocar los puños con todos los presentes en la dirección de Catic a manera de despedida, después salió hacia su salón de clases.

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