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Entre julio y diciembre de 1968 se reportan 78 muertos, 186 lesionados y mil 491 detenidos, de acuerdo con una investigación realizada por Susana Zavala, basada en los distintos reportes que ha documentado hasta el 3 de septiembre pasado.
La información, proporcionada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a EL UNIVERSAL, precisa que entre las víctimas se contabilizan 31 desaparecidos en el periodo citado de hace 50 años por el Consejo Nacional de Huelga (CNH), los cuales no se ha comprobado cuántos hasta ahora no se ubican en esa condición.
Los hallazgos de la investigadora formarán parte del Archivo Público Histórico y Digital denominado M68: Ciudadanías en Movimiento, alojado en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco de la UNAM.
Al cumplirse el próximo 2 de octubre cinco décadas de los hechos violentos en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, la investigadora que estudia los momentos históricos de entonces destaca que ha documentado que de julio a diciembre de 1968 se reportan como agraviadas mil 786 personas. Pero subraya que se debe considerar que se continúan agregando nombres en la investigación que realizan.
El 12 de febrero de 2002, este diario publicó que según documentos desclasificados por Washington y entregados a la organización Archivos de Seguridad Nacional, la embajada de ese país en México cifró entre 150 y 200 las personas que perecieron en los hechos del 2 de octubre de 1968, acto que es comparado por esa agrupación con la masacre de Tiananmen, en Pekín.
Un reporte de inteligencia estadounidense proporcionado consideró que muchos de los reclamos estudiantiles tenían legitimidad.
En algunos textos secretos hasta su “desclasificación”, la CIA, la Agencia de Inteligencia de la Defensa, la Embajada estadounidense en México y el FBI descartaron la intervención de organismos de inteligencia extranjeros en el movimiento, que en su opinión fue resultado más de cuestiones políticas internas que de agitación externa, como alegó el gobierno de nuestro país.
La documentación dada a conocer en febrero de 2002 revela que los generales Mario Luis Ballesteros Prieto y Luis Gutiérrez Oropeza “cambiaron deliberadamente” las órdenes que les diera en ese entonces el secretario de la Defensa Nacional, Marcelino García Barragán.
El movimiento estudiantil de 1968 fue considerado por los analistas de inteligencia y políticos estadounidenses como un “aviso” de que la “estabilidad” era algo sobrepasado. Los textos ofrecen una visión distinta a la versión del gobierno mexicano.
“El efecto del movimiento estudiantil, como mínimo, es haber intensificado el autoexamen ya en proceso entre los líderes políticos de la nación”, indicó un reporte especial agregado al sumario semanal de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) del 17 de enero de 1969.