Disciplina, hasta llegar a un nivel de exigencia profesional, es lo que distingue a José Miramontes Zapata, pianista y director general de la Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí (OSSLP), una institución fundada en el 2000, que ha logrado el reconocimiento en foros de Europa, China y en especial en la Grosser Saal de la Musikverein de Viena, Austria.

Orgulloso, José Miramontes señala que es la primera orquesta de México y Latinoamérica que fue aceptada para presentar un recital en Viena, en la que se manifiesta como la principal sala de conciertos del mundo.

“Llegamos antes que la venezolana en el 2005, es un parteaguas de lo que es la vida de difusión orquestal mexicana y del extranjero, llegamos ahí sin padrinos y a invitación de la Sociedad de la Música italiana”.

La OSSLP tiene en su currículo la participación dentro de la Associazione Mondiale Toscanini, el Festival de Ravella, en Italia, y el Festival Musicalta, en Alsacia, Francia, entre otros; aunque de manera anecdótica cuenta su director que en el marco del 150 aniversario del Conservatorio Ruso, frustró su presentación porque el entonces gobernador de San Luis Potosí no entendió que esa distinción tenía un valor agregado al señalar: “Yo no voy a llevar a pasear a la orquesta”.

La música corre por sus venas. José Miramontes Zapata es un director con experiencia orquestal y de coros. Nació en San Luis Potosí en 1960, en el seno de una familia con conocimiento para tocar el piano.

Sus primeros maestros fueron Cristina Zárate, Gabriel Arriaga y Nicolás Díaz, después ingresó a la Escuela Nacional de Música de la UNAM, institución en la que, bajo la tutela del maestro Jorge Medina Leal, se despertó su interés por el trabajo coral.

Y precisamente por su trabajo coral fue becado por el Instituto México- URSS; de 1989 a 1995 continuó sus estudios de dirección orquestal y coral en el Conservatorio Estatal Nicolás Rimsky-Korsakov de Leningrado (San Petersburgo), bajo la conducción de Tatiana Ivanovna Khitrova, Víctor Fediotov y Mikhail Kukuskin.

Posteriormente regresó a San Luis Potosí y colaboró para la conformación de la Escuela de Iniciación Musical  en 1994, misma que tras una presentación magistral en el Teatro Degollado de Guadalajara, motivó la idea de sentar las bases para integrar una orquesta sinfónica. Logró que el —entonces— gobernador Fernando Silva Nieto apoyara la conformación de la misma con la idea de impulsar la música y la cultura del estado.

La exigencia como premisa. La mística de trabajo de José Miramontes se basa en la idea de hacer que el ejecutante alcance el desarrollo pleno de sus facultades artísticas bajo la premisa de la exigencia, lo que implica mejorar la condición artística e intelectual hasta el punto del esfuerzo para llegar a un nivel profesional.

“Se exige entonces esfuerzo, es energía, es trabajo y al final de cuentas, eso causa resistencia sicológica y fisiológica; cuando más pones a trabajar al ejecutante, mejor va a rendir, pero cuanto más complaciente eres se trabaja menos. Tienes que ser exigente al punto que te exige una partitura musical (...), en cualquier trabajo, todos buscamos la manera de hacerlo más fácil, que no nos cueste, y esa es la lucha diaria”, refiere.

El pianista y director de coros señala, en torno al tema de la música clásica, que aún se lucha a nivel de sociedades como la de San Luis Potosí contra la idea sistemática que la considera como una música elitista, cuando se trata de un asunto de sensibilidad.

“El problema de escuchar la música clásica, no es de no entenderla, sino de sensibilidad, es decir, saber si mi cabeza, mi cerebro, mi actitud ante el mundo me alcanza para ser sensible, ese es el problema”, señala.

“Cuando vamos a los pueblos, es increíble, pero la reacción de las personas es absolutamente entusiasta, la sensibilidad es trastocada porque la música comercial mediante el sistema de comunicación masiva, pues mantiene definitivamente condicionado el gusto musical de las personas.

“Ahí es cuando me preguntan por qué eso no le gusta a la gente, no es que le guste o no le guste, simplemente el reflejo lo condiciona a seguir una línea de gustos y eso es otra cosa; si te pones frente al televisor a ver un partido de futbol frente a la mamá, seguramente seguirás siendo amamantado, y seguro vas a crecer en el gusto del futbol, igual para la música”, concluye José Miramontes Zapata.

sergio.marin@clabsa.com.mx

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