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Dentro del arte urbano, el graffiti ha alcanzado una evolución importante y aun cuando existen mitos a su alrededor y estereotipos que lo asocian invariablemente al vandalismo, hoy en día gana terreno ante la sociedad, e incluso interés y aceptación como una forma de expresarse a través de la imagen, mediante textos, trazos, pero buscando como objetivo fundamental dar a conocer algo que está sucediendo.
Los artistas urbanos potosinos son en su mayoría jóvenes que comenzaron prácticamente desde su infancia a elaborar dibujos, bocetos, y posteriormente eligieron un estilo o una técnica, pero agregando un ingrediente personal basado en las experiencias, los gustos o aportando desde su trinchera el enfoque a una problemática social, como puede ser el medio ambiente, los niños, o la protección de las mujeres, entre muchos otros temas que se pueden plasmar en un muro.
“Empecé básicamente desde que era pequeño, alrededor de los seis año, a dibujar, siempre me gustó mucho y lo fui practicando durante mucho tiempo hasta que ya en el tiempo de la prepa lo empecé a trabajar más en serio, hace tres años empecé a trabajar con la línea que tiene que ver con todo lo orgánico, los ciclos de vida y la naturaleza, esa ha sido mi fuente de inspiración y he estado centrado en crear historias fantasiosas que son basados en la realidad y con tintes culturales”, señala Arturo Zavala “Brake”.
“Tenía ocho años pintando y buscaba una herramienta a lo que yo hacía, que era dibujar, cuando entro a la carrera de diseño gráfico en la universidad me doy cuenta de que había gente que se dedica a hacer graffiti y un día que iba caminando por la calle un chico que pintaba un muro con aerosol me sorprendió mucho porque parecía como si tuviera una varita mágica y me empecé a frecuentar con ellos y en el transcurso vas aprendiendo. Yo lo agarré como una herramienta que me facilitó pintar en proporciones grandes y también escogí los muros, se me hacían un medio de comunicación con bastante potencia y mi intención en ese entonces, era compartir con la gente lo que mí me gustaba”, refiere la joven artista urbana, Janín Garcín.
“Empecé a experimentar a los 15 años (ahora ya tengo 30), con los primeros aerosoles, el graffiti lo conocí a través de un hermano más grande, a través de revistas que llegaban del Distrito Federal llamadas Rayarte, en la que se difundía el graffiti de la Ciudad de México y a partir de ahí, empezamos a experimentar un poco”, dice Luis Manuel Basilio Tobías.
“Desde pequeño dibujaba, recuerdo que mi papá trabajaba el campo, me dejaba libreta y lápiz y fue mi primer acercamiento con el dibujo con plantas y animales, después que nos venimos a estudiar aquí empecé a ver que en la ciudad había algunos rayones en aerosol, y empecé a ver y meterme por influencia del Skate, ya en la secundaria conocí a un compañero e inicié a pintar a los 16 años”, señala Abraham Arredondo, experto en Videomaping.
Cada uno de ellos tiene su propia perspectiva y los muros son un reflejo de lo que está pasando en cada lugar, pero en ocasiones el clandestinaje forma parte de la cotidianidad de estos artistas que es sólo de esta manera como pueden plasmar el entorno, aunque también los muros se cubren con la autorización de los dueños o mediante la apertura que en ocasiones otorgan las autoridades para trabajar en espacios públicos.
El graffiti aún lucha en estos tiempos con inercias o resistencias sociales, pero ha sido más el avance entre la gente que incluso interactúa con quienes lo desarrollan para conocer el concepto o la idea que se traza.
“Yo la verdad tengo la idea de que cada quien puede apropiarse del espacio público a su forma, y cada quien tenemos esta insistencia de decir algo a chavitos o señores que se han dedicado a pintar en la forma ilegal y les ha funcionado y es su ideología de hacer las cosas, pero cada quien tiene su forma de ver las cosas en la calle”, señala Janín
“Estamos viendo una época para el graffiti muy buena, donde se hacen festivales internacionales, nacionales, o a nivel estatal, hace poco hubo uno denominado Aliados y la volición se ha visto por lo menos en los últimos 15 años, como gente más vieja en esto les ha tocado ver el cambio pero a nivel local, pensamos que si hay más necesidad de apoyarlo, crear espacios quizá no exclusivos para graffiti, pero sí que se puedan practicar de forma libre sin que esto implique tener problemas con las autoridades”, señala Luis Manuel Basilio.
El costo relativamente accesible de los insumos, boquillas, aerosoles, y otros artículos en el país, han sido una parte fundamental para facilitar el trabajo de quienes hacen graffiti, pues existe una práctica más recurrente al arte a diferencia de otros países en América Latina, lo que coloca a estos artistas urbanos entre los más reconocidos incluso a nivel mundial, empero se percibe de manera preocupante entre las nuevas generaciones un resquebrajamiento sobre las reglas no escritas en su desarrollo, especialmente aquellas que se refieren al respeto por obras hechas con antelación y a la utilización de esta técnica no solo para delimitar un espacio sino para dar a conocer al público alguna temática.
“San Luis es muy conocido por la calidad de su graffiti, hay muy buenos exponentes y son chavos que tienen alrededor de 20, 25 años dedicándose, y han tenido mucha proyección incluso a nivel internacional; personalmente creo que el graffiti a la comunidad más joven ya no le llama mucho la atención, estamos en un momento muy crítico en esta cuestión porque anteriormente era que los chavos se iban a patinar, a pintar, a hacer hip-hop y hemos observado que han bajado este tipo de movimientos que sí afecta en cuestión de que quizá ya no haya tanto acercamiento; sí hay pintas de pandillas, pero no tiene nada que ver con la cuestión del graffiti y nosotros tratamos de motivar a las nuevas generaciones para que se acerquen a este tipo de expresiones”, dice Luis Manuel
“En el auge de la vieja escuela 97 o 98, existían reglas básicas, si te empalmaban con una bomba era válido, si era con un dibujo más grande, entre más complicada se respetaba el mural o una producción como se le conoce también, es decir, no era sólo llegar y transgredir a lo que se estaba pintado y tú tienes que hacer algo mejor, es una pequeña guerra pero no de egos”, señala Brake.
“En SLP hay mucho graffiti ilegal, y la mayoría de los que estamos acá tuvimos una evolución de lo que queríamos decir, ahora a falta de interés de estos chavos que ahora vienen, que sí les gusta mucho pintar ilegal, pero no tienen una visión de hacer más allá”, comenta Janín
De esta forma, el arte urbano se posiciona cada vez entre la sociedad que requiere de espacios para manifestar contextos o situaciones que afectan para bien o para mal, y que, sin embargo, requiere de más jóvenes se vayan adentrando en este arte que puede ser tan prolífico como el propio creador lo quiera llevar a cabo, pero que siempre deberá contar con una formación y una visión de las cosas para que el graffiti siga evolucionando y ayude a transformar la visión de las personas a través de una imagen.
sergio.marin@clabsa.com.mx
apl